Un muy buen amigo, con el que en un lejano pasado colaboré en política, hablaba de "contar indios" a la hora de medir fuerzas en un partido. Mientras unos y otros exhibían musculatura él decía siempre que había que contar indios, algo que sabía hacer bien, dada su experiencia entre agrestes bases. Contar indios es una de las cosas más difíciles del mundo, pues no es lo mismo suponer lo que cada uno piensa que lo que se supone que está dispuesto a hacer, ni lo que dice que hará que lo que al final hace, al ser variable el grado de determinación de un indio en función de circunstancias de toda clase (entre ellas el modo de contarlos). Y sin embargo contar indios, ya sea en las urnas de unas elecciones, el marcador del Parlamento, el Congreso de un partido o una asamblea, es nada menos que la praxis central de una democracia, en la que todos ganamos y nadie pierde.
