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Luis M Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Demagogia

La fiscalidad es un terreno abonado para la demagogia. Por eso resulta tan fácil apuntarse al juego de subir y bajar impuestos de acuerdo con lo que los partidos suponen es la demanda de sus electores, en vez de aplicar una política tributaria justa acorde con las necesidades y las circunstancias que atraviesa España.

La demagogia empieza cuando se asegura que los ricos van a pagar más para que los pobres puedan beneficiarse de las ventajas de un Estado del bienestar más pudiente. El problema es cuando los contribuyentes –tanto los que defienden unos impuestos equitativos como los que se oponen por egoísmo– sospechan que los están friendo a impuestos no solo en beneficio del bienestar sino por causa de un disparatado gasto público del Gobierno que tiene como objetivo satisfacer las exigencias leoninas de los socios políticos y dilapidar los recursos públicos en un andamiaje institucional y administrativo inaceptable de cargos y asesores, que podría reducirse, siendo prudente, a la mitad con el consiguiente ahorro. Los impuestos para costear ese gasto oneroso no contribuyen a fortalecer el Estado del bienestar, sino a sufragar el despilfarro pesebrista y propagandístico que lleva arruinando al país desde hace décadas. A su vez, los titulares de las rentas altas que tienen que pagar más tampoco son exactamente los dueños de las fortunas que han sabido cómo arreglárselas para poder escamotearlas. Sobre estos no existe un control, Hacienda hace tiempo que se declaró impotente para combatir como es debido el gran fraude fiscal.

Es tal el guirigay demagógico montado alrededor de la fiscalidad y tan débil la convicción de que el aumento de la presión tributaria contribuye exclusivamente a beneficiar a los ciudadanos, que algunos barones socialistas han decidido mantener sus discrepancias en torno a las subidas del IRPF para no quedarse sin electores. El Partido Popular, que también utiliza la demagogia como estrategia, ha aprovechado una vez más para recordar que no hacen otra cosa que copiar sus ideas después de denostarlas.

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