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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

"Blonde", otra Marilyn

En la película "Blonde", Marilyn Monroe es como ET que aterriza en Hollywood, la capital mundial del patriarcado de Occidente, donde cuando ven una actriz no la distinguen de una loca y la entrada siempre es en el despacho del productor por la puerta de atrás. Un raro ser de otro mundo al que nadie entiende. Un espectador frío puede concluir que para ser una enferma mental en el cuerpo más deseable de la época duró más de lo que cabría esperar, quizá porque aunque le sobraron sexo y drogas le faltó rock&roll. Las rubias explosivas necesitan todo, pero solo consiguen un maquillador gay para que no se aproveche de ellas.

No me lo creo.

"Blonde" son dos horas de lágrimas y textos susurrados, de una elección ensayística de los hitos de la historia y de una escritura teatral que resumen la profana familia de la estrella: la madre chalada, el padre ausente, el hijo siempre abortado. La madre abre la película con lo más trágico porque daña la inocencia pura. El padre suplantado es una conciencia hipócrita y es patético oírla llamar "daddy" (papaíto) a todos sus hombres. El feto que habla da grima intelectual.

Cada uno tiene su Marilyn, por eso esta película basada en el libro de Joyce Carol Oates recibe todo tipo de reproches. Quejas de que se haya insertado a Ana de Armas, de mensajes provida, de areolas rosadas para Ana de Armas. José Luis Garci supo en 1975, cuando hizo el documental "Mi Marilyn", que el posesivo es obligatorio para la honradez del título. No tuve Marilyn. Lo que más se puede parecer a "mi" Marilyn es la alegre y autoparódica muchacha a la que el aire del metro de Nueva York le convierte la falda en un elegante y blanco movimiento de medusa mientras Tom Ewell, el primer neurótico que vi en pantalla, mantiene el aplomo y las manos en los bolsillos en un tórrido verano. Sumo marilynes de los demás, con interés limitado. En esa sucesión le pasa muerta lo mismo que en vida, según diversas versiones, que todo el mundo quiso adueñarse de ella, tener su Marilyn, y eso le impidió lograr la suya.

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