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LNE FRANCISO GARCIA

A cien segundos del fin del mundo

Apenas 100 segundos nos separan de la destrucción total del planeta. A poco más de minuto y medio del holocausto nos encontramos, en la última medianoche de la humanidad, según el reloj del apocalipsis, un mecanismo medidor del tiempo que se remonta a 1945, ideado por varios científicos que trabajaban en el Proyecto Manhattan en la Universidad de Chicago. Aquel Boletín de los Científicos Atómicos, que trataba de alertar de los peligros del uso militar de la energía nuclear, sigue vigente y sus manecillas se acercan inexorablemente al Armagedón, lo cual parece una exageración si no fuera porque el botón que anuncia el fin está en manos, hoy más que nunca, de psicópatas.

Las últimas noticias que llegan de la guerra de Ucrania son poco halagüeñas, si es que este adjetivo es viable en un contexto de conflagración a gran escala. Cada bando maneja en propio interés la propaganda pero lo que parece evidente que cada día que dura el conflicto bélico es una pérdida para Rusia, cuyo arsenal nuclear es inmenso, por tierra, mar y aire. Las amenazas de Putin han servido, por lo pronto, para que los países occidentales hayan decidido armarse hasta los dientes, destinando muchos miles de millones de sus presupuestos a sus sistemas militares de defensa y ataque. Y entre tanto, misiles de prueba sobrevuelan el cielo de Japón.

No se trata de alarmar a la población, pues seguramente en este río revuelto del terror la ganancia vaya con muchos ceros a la cuenta de explotación de la empresa armamentística y hasta ahí llegue, pero convendría no tomarse a broma las bravatas de los sátrapas del frente oriental y del extremo oriente. Tic, tac, tic, tac...

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