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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Todos a urgencias y los dictoburócratas

Última semana. Una pequeña alergia alimentaria. El padeciente acude a la farmacia a por un antihistamínico que ha usado siempre para trastornos de ese tipo. Descubre que ya no se despacha sin receta. Para tratarse, pues, ha de acudir al médico (tres días de espera y ronchas) o ir a urgencias para conseguir la receta. Fin de semana. Un niño asmático, fuera de casa. Le sobreviene una crisis y carece del inhalador. Acude a la farmacia. Frente a lo que venía siendo habitual, ya no se despacha sin récipe. Solución: ahogarse o acudir a urgencias.

Pues lo mismo ha ocurrido en los últimos tiempos con otros remedios que eran de despacho sin prescripción. Y es que en el Ministerio han decidido que los ciudadanos son tontos e irresponsables y que, por tanto, hay que prohibirles que decidan ellos sobre aspectos menores de su salud. Sobre el insulto, ello supone someter al ciudadano a molestias físicas y temporales, y a recargar el sistema sanitario, especialmente las urgencias. Y todo ello porque un informe de dictoburócratas ha decidido que es mejor que los ciudadanos no actúen por su cuenta en materias que escaso daño pueden hacer si se errase en su uso. ¿Y quién iba a errar?

Este escándalo de los dictoburócratas es escayu que brota peruquiera en la UE, como sucede con ciertas limitaciones a la circulación de coches u otras en materia energética, acogidas muchas veces con bobalicona aceptación. Pero centrémonos en la pesca. Después de ocho años de sucesivos recortes en el cupo de merluza pescable, ¡ahora descubren los dictoburócratas que el recurso es excelente y permiten aumentar la cuota en un 84%! Y lo mismo con otras especies.

¿Y el daño causado? ¿Y los barcos desguazados? ¿Y…?

Y así en tantos ámbitos. Y es que, como dice, "Hailos que-yos gusta más mandar que x…". Aunque igual solo conocen un significado de esta palabra.

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