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Fábula del tábano y la araña

Todo el que anda cerca de una mente calculadora es su posible víctima, y si la mente está en el poder el círculo de agraciados vive sin saberlo el riesgo de pasar a formar parte en cualquier momento del de desgraciados. Son movimientos que apenas se notan de uno en uno, pues solo la mente en cuestión tiene la clave de su utilidad para un propósito. Para la mente calculadora la víctima más fácil es el activista, ese tipo de sujetos pasionales en que el actuar va por delante del pensar. Es el caso, creo, de la tragedia del activista Iglesias Turrión, el vivaz tábano enganchado un día en la red de araña del mentalista Sánchez, al que había osado retar. Una vez desactivado, Iglesias sesteaba en la red ya casi cadáver, gozando al menos de la paz familiar, cuando también esta se vio inquietada. No fue en esta ocasión la mente del arácnido, sino la de una cría suya, la que hizo de las suyas.

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