A retratarse

Francisco García

Francisco García

Los socialistas, en este país y en este momento, a nivel estatal y autonómico, manejan un mismo discurso, que enarbolan como si fuera un mantra: el que no está conmigo, está contra mí. Quien no comulga en el ara litúrgica con las ruedas de molino de la izquierda es un fascista, un enemigo de la ortodoxia, un disidente que merece la condena al gulag.

Se trata de la enésima manifestación torticera de la superioridad moral de la izquierda, que se echa a la calle, indignada, sin pudor y a la mínima cuando gobierna la derecha, pero que no aguanta el zumbido de un tábano en el cogote cuando arrecian las críticas a la calidad técnica de leyes como la del “Solo sí es sí”, la del tiro por la culata, la que consigue -lo que supone una plusmarca mundial sin precedentes- el efecto contrario al que persigue.

A ese juego peligroso del “o yo o la nada” se sumó esta semana el presidente del Principado cuando aseguró, ufano de epifanía, que no apoyar las cuentas regionales diseñadas por su gobierno es “retratarse ante los asturianos”. O sea, que o la oposición aprueba las cuentas del Gobierno regional o se convierte en el enemigo público número uno de la ciudadanía. SI Barbón pretendía unos números consensuados debería haber llamado al despacho haces semanas a los líderes y lideresas de las fuerzas políticas contendientes e intentado pactar con ellos un programa de mínimos, un plan económico en el que la mayoría se sintiera cómodo.

 Con una región con los principales indicadores bajo mínimos, necesitada de un gran pacto autonómico para salir del atolladero, se retratarían aquellos que renunciaran a la posibilidad del acuerdo. Pretender que los demás hagan por las buenas el caldo gordo al guiso barbonista es como pretender convertir en consomé el aguachirle.

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