¿Suman o restan?

El intento de los que ejercitaron la división por colarse en el PP

Francisco García

Francisco García

La recia montaña caliza asturiana volvió a parir un ratón. O un nuevo hormiguero de los que se excavan a tres turnos. Los restos del naufragio casquista acaban de poner a flote una barcaza con el fin de embarcarse en el proceloso océano electoral de la primavera próxima. Lo hacen valiéndose de un nombre aritmético, el de la adición, representado en el logo del nuevo partido con la sigma mayúscula griega, todo muy aseadito y muy al gusto de los cánones clásicos. Suma Principado se llama el invento con ánimo logarítmico. Lo que hay que preguntarse es si el asunto suma o solo resta.

Nace un nuevo partido de derechas, a lo que se ve escaso de militantes, sin sede conocida y con un objetivo principal, según el relato de sus mentores en el acto y acta fundacional: apoyar al Partido Popular. "No estamos contra el PP; estamos con el PP, al lado del PP". Si ese es realmente el fin último de esta formación de rancio cuño y afán de cuña, lo que deberían hacer sus afiliados es solicitar su ingreso en las filas populares y dejarse de inventos de dudoso recorrido. Dividir el voto del centro-derecha en un batiburrillo de siglas al único que beneficia es al PSOE de Barbón, que debe de estar tronchándose de la risa.

A estas alturas, ¿quién con dos dedos de frente en el PP va a estimar el poder salvífico de la suma, viniendo de parte de quien se ejercitó frecuentemente en la división? El hombre Neolítico percibió la resta antes que la suma, puesto que sus medios de subsistencia disminuían al paso del tiempo y no resultaban fáciles de reponer. O sea, que de picar el anzuelo de esta propuesta antediluviana, los populares en vez de sumar podrían acabar restando. Que no le vendan al PP la burra de la multiplicación de los panes y los votos, que a estas alturas ya no cuela.

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