Billete de vuelta

El "lifting" constitucional

Francisco García

Francisco García

Son muchos los que opinan que ha llegado la hora de plantearse la reforma constitucional, que la Carta Magna envejece y necesita un "lifting". Si bien la edad de este tipo de normas de máximo rango jurídico no es sinónimo de obligada caducidad –el ejemplo norteamericano resulta evidente–, lo cierto es que este país y su situación política y social es bien distinta a la del régimen del 78 y algunos términos quedan trasnochados. Hasta Rajoy, que navegaba sobre olas de horchata en el mar de la indecisión, llegó a plantear que se podría abrir ya el melón constitucional si existiera un amplio consenso.

¿Se da en este momento la posibilidad de ese gran acuerdo? No lo parece. Si los dos grandes partidos, cuyo concurso favorable resulta imprescindible en ese empeño, son incapaces de resolver el galimatías del Consejo General del Poder Judicial, ¿con qué ganas y paciencia van a sentarse a discutir tamaña empresa?

Mientras primen los intereses partidistas, la Constitución quedará como está. Si no hay consenso ni siquiera para discutir la inviolabilidad del Rey con la que ha caído sobre el tejado de la monarquía a cuenta de los chanchullos contables del emérito, ¿cómo van a pactar Sánchez y Feijóo, por señalar un ejemplo práctico, una profunda y más que necesaria reforma del modelo electoral? ¿Existe consenso acaso para plantearse cambios en el sistema autonómico, con la vista puesta en un mayor federalismo? ¿Estarían dispuestos, lo que viven de ello, a modificar el Senado o a cerrarlo definitivamente?

No lleven cuidado los inmovilistas, que el texto quedará como está. Casi mejor, que con este Gobierno al frente el paño constitucional puede quedar convertido en un retal lleno de zurcidos. O en una túnica vendida en almoneda.

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