Los numerónimos

Ejemplos de dinamismo en el idioma

Pere Casan Clarà

Pere Casan Clarà

Estamos rodeados de numerónimos: R2-D2, G7, G20, CR7, 23F, 11S, 20N, WW3, D10S… Y esto es solo el principio. Si ampliamos el ámbito de observación, podremos añadir 10F, 11M, 11J, 13N, 15S, 17A, 25M, R9, R10, G24, K2, M-19, Y2J y un larguísimo y casi interminable etcétera. Pueden ustedes sumar los acrónimos, algunos muy conocidos, como AVE, OMS, UNESCO, OTAN, OVNI, FIFA, UEFA, NASA y otros absolutamente inimaginables como AIDA, ACE, ANDA, CEAMSE, COFEMA, COLANTA, CONAM, etcétera (vean que únicamente se relacionan algunos de las que se inician por A o por C). No voy a cansarles con la larguísima lista de acrónimos que aparecen en los informes médicos, pero vean también algunos ejemplos paradigmáticos: AAA, AACN, AAT, ABDI, ACD, ACG, ACO… (en este caso la lista se detiene en la letra A). Únicamente para el electrocardiograma existen un larguísimo listado: aVR, QRS, ACxFA, FV, BRDHH, BRIHH… Podemos añadirle más confusión al tema: atiendan al lenguaje "leet", que consiste en sustituir letras por números con los que guardan un cierto parecido (S por el 5, A por el 4, E por el 3). Añadan la escritura utilizada en los whatsapp (tqm, pq), o las numerosas frases hechas en forma de muletillas, que adornan el lenguaje actual (la verdad es que, ¿entiendes lo que te quiero decir?, mire usted…), sin olvidar el variado espectro de "los, las o les", y obtendrán así, finalmente, una magnífica Babel, que ya querrían para sí los antiguos ribereños del Éufrates en el Irak actual.

El Diccionario de la Lengua Española sí tiene una definición para el término "acrónimo". Se trata de una sigla cuya configuración permite su pronunciación como un solo vocablo. Generalmente se construyen con las letras iniciales de cada palabra que conforma lo que queremos precisar. No tenemos, de momento, una entrada para el término "numerónimo", que está tomado del inglés "numeronym", pero es fácil adivinar que se trata de un acrónimo constituido por letras y números. El primer ejemplo conocido corresponde a "S12n", nombre que pertenece al correo electrónico de Jan Scherpenhuizen, un informático que consideraba su apellido demasiado largo y complicado para ser utilizado diariamente. Con el tiempo, S12n, pasó a ser el nombre habitual con el que era conocido en su entorno. Desde la primera aparición de este numerónimo en el año 1985, se han multiplicado los casos y se ha extendido su uso, llevando incluso a la confusión. Tan es así que en algunos (vean el ejemplo de "11S"), su significado es bien distinto en EEUU, Chile o Catalunya.

Tanto los numerónimos, como los acrónimos, las abreviaturas o la denominada escritura "leet", son ejemplos del dinamismo del idioma, en aras de una mayor simplicidad. Bienvenidos si mejoran la comunicación, innecesarios si dificultan la comprensión. De momento, los problemas se resuelven con una escritura doble, al menos en el primer caso en el que aparecen, aunque su creciente popularidad ha introducido algunos como si tuviéramos la obligación de haber nacido conociéndolos.

Afortunadamente, la música tiene un lenguaje universal que hace fácil lo difícil, sintonizar las emociones con la realidad. Sería importante que este lenguaje, al menos en lo esencial, fuese conocido por todos nosotros. Para ello, la escuela debería incorporar también esta enseñanza, como mínimo para ser capaces de leer una partitura en una fiesta familiar, una ceremonia o un encuentro entre amigos. No se preocupen, soy consciente de esta limitación en nuestro medio, pero escuchen una de las cantatas más famosas de Johann Sebastian Bach (1685-1750), la que corresponde a BWV 147 "Herz und Mund und Tat und Leben" (Corazón, boca, obras y vida), especialmente en el número 10, movimiento final de la obra, "Jesus bleibet meine Freude" (Jesús, alegría de los hombres). Si ustedes hubiesen nacido en Alemania sabrían, no solo la letra de esta cantata sino la música, y la entonarían en los servicios religiosos, especialmente en los relacionados con el Adviento. Aunque de origen protestante, este último coral forma parte de una gran mayoría de ceremonias católicas. La obra está escrita para cuatro voces solistas (soprano, contralto, tenor y bajo) y un coro también a cuatro voces, junto a un grupo instrumental compuesto por trompeta, oboes, violines, violas y un contínuo de fagot y gaita finlandesa. El coro final se trata de uno de los pasajes más célebres y representados de Bach, aunque en este caso reconoce haberlo tomado del compositor y virtuoso del violín, Johann Schop (1590-1644). Esta melodía es interpretada actualmente por diferentes instrumentos y forma parte de ceremonias religiosas o civiles de todo tipo.

Vivimos momentos en los que las palabras velocidad o aceleración han perdido significado. Todo transcurre en una fracción decimal de los segundos y el "reloj atómico-óptico" es una realidad que nos permite usar el GPS (Global Positioning System o Sistema de Posicionamiento Global) y demostrar la teoría de la relatividad. Sumérjanse en el mundo de los numerónimos, a la vez que cierran los ojos y atienden la versión que prefieran del coro final de la cantata de Bach. Mi elegida es la que dirige Nikolaus Harnoncourt (1929-2016), en cualquiera de las reproducciones existentes.

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