Sol y sombra

Llueve sobre mojado

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

El presidente del Gobierno que, como saben, incumple todo cuanto dice en el momento en que le conviene, ha reiterado esta vez que el referéndum que reclama Aragonés para la independencia de Cataluña no se va a producir. Sánchez es el famoso autor de "con Bildu no vamos a pactar, si quieres lo digo cinco veces, o veinte" o "un Gobierno de coalición tendría un ministro de Podemos y yo sería un presidente del Gobierno que no dormiría por las noches, al igual que el 95 por ciento de los españoles". El mismo que viste y calza que dijo "ni antes ni después el PSOE va a pactar con el populismo, el final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza y las cartillas de racionamiento", o el de "nunca más indultos por motivos políticos".

Es cierto que la verdad y la política nunca se han llevado demasiado bien y que, como dijo Hannah Arendt, la mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria del hombre de Estado. Aunque tampoco se puede negar que esta se ha convertido, gracias a las artimañas del presidente del Gobierno, en un arma letal para los intereses del país y que solo le resulta útil a su propia conveniencia. Aristóteles no se refería exclusivamente a los políticos cuando escribió que el castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad, pero es precisamente lo que le puede pasar a Sánchez con respecto a la negación del referéndum que reclaman sus socios catalanes para seguir colaborando políticamente con él. Es sabido que el indulto a los sediciosos oculta una amnistía que, además de legitimar futuras concesiones, le permite gobernar gracias a quienes ha indultado. Lo mismo sucede con la derogación de los delitos por los que fueron condenados. Si es que ahora se prepara para tomar electoralmente distancia política de ellos rechazando pactar la consulta, resulta razonable sospechar que está mintiendo una vez más sencillamente porque ya lo hizo otras veces.

El presidente del Gobierno que, como saben, incumple todo cuanto dice en el momento en que le conviene, ha reiterado esta vez que el referéndum que reclama Aragonés para la independencia de Cataluña no se va a producir. Sánchez es el famoso autor de "con Bildu no vamos a pactar, si quieres lo digo cinco veces, o veinte" o "un Gobierno de coalición tendría un ministro de Podemos y yo sería un presidente del Gobierno que no dormiría por las noches, al igual que el 95 por ciento de los españoles". El mismo que viste y calza que dijo "ni antes ni después el PSOE va a pactar con el populismo, el final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza y las cartillas de racionamiento", o el de "nunca más indultos por motivos políticos".

Es cierto que la verdad y la política nunca se han llevado demasiado bien y que, como dijo Hannah Arendt, la mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria del hombre de Estado. Aunque tampoco se puede negar que esta se ha convertido, gracias a las artimañas del presidente del Gobierno, en un arma letal para los intereses del país y que solo le resulta útil a su propia conveniencia. Aristóteles no se refería exclusivamente a los políticos cuando escribió que el castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad, pero es precisamente lo que le puede pasar a Sánchez con respecto a la negación del referéndum que reclaman sus socios catalanes para seguir colaborando políticamente con él. Es sabido que el indulto a los sediciosos oculta una amnistía que, además de legitimar futuras concesiones, le permite gobernar gracias a quienes ha indultado. Lo mismo sucede con la derogación de los delitos por los que fueron condenados. Si es que ahora se prepara para tomar electoralmente distancia política de ellos rechazando pactar la consulta, resulta razonable sospechar que está mintiendo una vez más sencillamente porque ya lo hizo otras veces.

Suscríbete para seguir leyendo