Coche de hidrógeno o eléctrico

Una comparativa de alternativas

Urbano Rubio Arconada

Urbano Rubio Arconada

Tener un automóvil en propiedad se está convirtiendo en un lujo por los gastos en su compra, en su utilización, mantenimiento y, por añadidura, por las doce figuras fiscales que penalizan este bien en España. De los 1.200 millones de coches que circulan en el mundo, los de combustión tienen supremacía –por precio, autonomía y potencia– respecto a los de motorización eléctrica (VE) o híbrido. Los automóviles de batería eléctrica están adquiriendo relevancia debido a las ayudas que se dan para forzar su implantación colisionando con el mercado en libre competencia. Como alternativa al transporte por carretera está surgiendo con fuerza el vehículo alimentado a partir de hidrógeno, que no deja de ser un VE que utiliza el hidrógeno como vector energético. Disponen de un tanque que alberga H2 puro que se mezcla con el oxígeno del aire en un proceso de oxidación dentro de un dispositivo electroquímico denominado "pila de combustible (FC)" con membrana de platino que transforma la energía liberada en la FC en corriente eléctrica para alimentar un motor eléctrico. La electricidad producida se almacena en baterías auto recargables que nutren al motor eléctrico, mientras que el agua se expulsa en forma de vapor de forma silenciosa y sin vibraciones. Las ventajas que presenta el VE alimentado a partir de hidrógeno, sobre el VE recargable son varias. La primera es la de su mayor autonomía. Los últimos modelos con ciclo de homologación de hidrógeno permiten recorrer 670 km según lo certifica el Centro Nacional del Hidrógeno de España. Sin embargo, la autonomía de la batería eléctrica es muy justa y el recorrido máximo sin repostaje es de unos 300 kms de media. La segunda ventaja es que un vehículo de hidrógeno necesita un tiempo de reposición de gas de unos cinco minutos, mientras que el tiempo de recarga de una batería eléctrica de 0 a 100 se demora más de cuarenta minutos. La tercera, que en la batería que necesita el coche de hidrógeno es más ligera y resistente al calor. La cuarta, que la huella de carbono de la batería eléctrica –en su ciclo completo de fabricación– cuenta con importantes emisiones de CO2 a la atmósfera. Volvo ha publicado que un coche eléctrico necesita 200.000 kilómetros para compensar el CO2 que genera su fabricación. Quinta, las baterías eléctricas son altamente negativas para el medio ambiente, desde su fabricación con litio –contaminante y con un reciclaje poco efectivo–, así como la generación de electricidad que almacenan producida por carbón, gas natural y diésel. Y sexta, si todos los coches que circulan hoy fueran eléctricos (como se pretende) no habría electricidad suficiente para la industria ni para las casas. Por otra parte, las nuevas plantas de producción de hidrógeno utilizan energías renovables en el proceso de electrólisis provocando la disociación molecular del agua generando hidrógeno diatómico y oxígeno. Sin embargo, la producción de hidrógeno a escala industrial, tiene que mejorar el almacenamiento y el transporte desde los centros de producción a los distribuidores y puntos de consumo. El precio de los vehículos de hidrógeno son aún un 35% más elevado que los eléctricos y un 55% más que los de combustión. Esto es debido a que las cadenas de producción comercial están en desarrollo y, tan pronto como la fabricación se haga a gran escala, los precios serán competitivos. La otra desventaja es la escasez de puntos de suministro de hidrógeno. Las estaciones de recarga de hidrogeno, denominadas "hidrogeneras", no llegan a siete en toda España. En el mundo hay actualmente 500, la mayor parte en Japón (200). Unas infraestructuras de recarga de hidrógeno escasísimas comparado con la red de recarga eléctrica con un total de 110.000 en el mundo. Asia apuesta fuertemente por el hidrógeno, destacando Japón y Corea de Sur como líderes mundiales. España, siendo la octava potencia exportadora mundial de coches, va en este asunto a ralentí. Resumiendo, la nueva tecnología de coches eléctricos de hidrogeno tienen todo el potencial para convertirse en la solución de movilidad sostenible a corto plazo: seguros, con cero emisiones del tanque a la rueda, autonomía y velocidades de recarga similares a los de combustión.

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