Cuando los jueces hablan

Francisco García

Francisco García

En momentos de turbulencia política y de choque de trenes entre los poderes del Estado conviene escuchar a los jueces, que en virtud de su independencia y equidistancia solo se pronuncian en sus sentencias. Por ese motivo, cuando un juez habla merece la pena escuchar. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, Jesús María Chamorro, se manifestó la pasada semana en foro público y su parlamento ofreció unos cuantos titulares, todos ellos dignos de llevarse a reflexión. Dijo Chamorro que la Constitución debería ser “el antídoto contra la polarización” y que la vida institucional tiene una “calidad mejorable”, abogando por el ”respeto y la lealtad entre poderes”. Añadió después que la independencia judicial “no es un privilegio de los jueces, sino un derecho de los ciudadanos” y tildó de “repudiables” las descalificaciones a los jueces desde determinados partidos que han proferido insultos del jaez de ”jueces machistas” o “fascistas con toga”.

De todas las frases magistrales pronunciadas por el presidente del TSJA en el foro de la Cámara de Comercio de Oviedo conviene aferrarse a una: “Ubicar políticamente a los jueces es malo”. Tal es el empeño de los partidos políticos mayoritarios de este país: repartirse los nombramientos de la cúpula judicial para disponer de jueces afines, interfiriendo de esa forma de manera espuria en la sacra separación de poderes. Chamorro es de los que piensan que para dirigir el Consejo General del Poder Judicial hacen falta “juristas de renombrado prestigio que respondan a determinado perfil”. O sea, que sean los jueces quienes elijan a las cabezas visibles del CGPJ. Tal vez no sea la mejor solución, pero seguro que sí la menos mala. Entre que Sánchez y Feijóo designen a los jueces o lo hagan profesionales del talante de Chamorro, mejor la opción segunda.

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