Respuesta a mi amigo Jonás Fernández

Sobre el funcionamiento de la Unión Europea y algunas decisiones trascendentes para Asturias

asturias europa

asturias europa

Diego Canga

Diego Canga

Querido Jonás, el pasado jueves 19 de enero, me dirigiste una larga carta abierta en LA NUEVA ESPAÑA. No es mi costumbre responder a ataques personales. Como haces afirmaciones buscando manchar mi trayectoria que pueden confundir a los que no conocen la Unión Europea, excepcionalmente voy a contestarte pues, para no otorgar, me obligas a no callar. Seré más breve que tú.

Constato que alguien de tu equipo o de tu partido me viene observando con detalle. Estamos todavía en enero. Se os nota nerviosos. Sugiero que, en vez de gastar recursos en analizar con lupa mis discursos, dediquéis tiempo a mejorar la vida de los asturianos.

Ya que me seguís al milímetro, observarás que hace semanas que no hablo de mí. Tuve que hablar de mi trayectoria al llegar para darme a conocer, pero ahora solo estoy hablando de lo importante: de los asturianos y sobre cómo resolver sus problemas. Lamento que me obligues a hablar de la trayectoria que quieres manchar. Aprovecharé entonces para explicar con más detalle los tres episodios que criticas y el papel de obstrucción que el PSOE tuvo en ellos.

Tengo que decirte que, si te pidieron que buscaras desprestigiarme, has elegido muy mal ángulo de ataque. Eres eurodiputado y trabajas para una institución muy importante para los ciudadanos, el Parlamento Europeo. Tu labor es esencialmente legislativa. He contribuido muchas veces a redactar artículos que se incorporan en un texto legislativo de la UE. En esos casos, jamás se me ocurriría presumir pues el trabajo legislativo, lo que tú conoces, es efectivamente el fruto del trabajo de muchas personas.

Siempre he sido muy respetuoso con las personas elegidas, pero a los políticos os gusta acaparar todos los méritos

Sin embargo, los tres episodios que pretendes minimizar, son ejemplos de gestión en la Comisión Europea, en una actividad típica de un ejecutivo y no de un legislador. El Parlamento Europeo no tiene ninguna competencia en lo que quieres denostar.

El Tratado de la UE ha sido ratificado por nuestros parlamentos nacionales o por referéndum. Eres eurodiputado porque el Tratado UE crea al Parlamento Europeo y has salido elegido. El mismo Tratado también prevé que sea la Comisión Europea la que se ocupe de gestionar las ayudas de Estado sin papel para el Parlamento Europeo. ¿Por qué? Para despolitizar esas decisiones, justo lo que a los políticos no os gusta.

Lo voy a explicar con detalle.

El Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) expiraba en 2001. En esa época, trabajaba en la Comisión Europea, en el gabinete de Loyola de Palacio, comisaria europea de Energía. El sector del carbón ya era deficitario y subsistía gracias a las subvenciones que se autorizaban con el Tratado CECA. Al expirar la CECA, si se seguía subvencionando al carbón asturiano, había que hacerlo con el Tratado de la Comunidad Europea, mucho menos favorable a la concesión de ayudas a un sector deficitario. Había que encontrar por tanto un mecanismo que garantizara que el carbón asturiano pudiera seguir recibiendo subvenciones.

Loyola de Palacio me encargó que defendiera que se pudieran dar ayudas decrecientes al carbón durante 10 años (2002-2012), aprovechando que podía ser considerado reserva estratégica. Era lo que querían también los sindicatos asturianos. Eso garantizaba la paz social y una transición ordenada. El problema era que el comisario europeo del PSOE de la época se encargaba de economía y su opinión era otra. Él sostenía que era mejor cerrar bruscamente las minas asturianas y dedicar el dinero de las subvenciones a regenerar completamente la zona con otras actividades.

La reunión clave era la de los gabinetes, preparatoria de la propuesta de la Comisión al Consejo de la UE. El Parlamento Europeo no intervenía en estos asuntos. Esa reunión de gabinetes duró todo un día y yo defendía la necesidad de asegurar una transición tranquila en las minas asturianas, mientras que mi colega del gabinete del PSOE torpedeaba una y otra vez mis tesis con argumentos económicos. Al final, mi posición se impuso. El Colegio de Comisarios propuso lo que había preparado y el Consejo de Ministros de la UE lo aprobó seguidamente con facilidad. Comprendo que intentes minusvalorar mi trabajo, pero si no hubiera estado en la reunión clave defendiendo con uñas y dientes al carbón asturiano, las Cuencas estarían hoy mucho peor.

Respecto a los astilleros, el problema era que el comisario del PSOE Almunia había propuesto una decisión de ayudas de Estado contra el Tax Lease español que, de hecho, acababa con la construcción naval española. De nuevo, el Parlamento Europeo no tiene competencias en estos temas. Fue tal la indignación que creó Almunia, que se plantaron en Bruselas Feijóo, Javier Fernández, Urkullu y el ministro Soria a protestar.

Pese al enfado de los presidentes autonómicos de distintos partidos y del Ministro de Industria de España, Almunia propuso una decisión que era demoledora con el sector naval español. Ese texto jurídico tenía que ser discutido en la reunión de jefes de gabinete de los comisarios y yo era entonces jefe de gabinete del Comisario de Industria. Sé que nunca has estado en una de esas reuniones, pero hay un cronómetro y no puedes hablar más de tres minutos. En ese tiempo, tenía que convencer a mis colegas con buenos argumentos que la propuesta de Almunia era un disparate. Para ver si mi trabajo fue o no exitoso, comparar la versión inicial que presentó Almunia con el texto que aprobó la Comisión Europea tras mi intervención es lo más justo. Afortunadamente para la construcción naval española, pude reducir el disparate a algo muy razonable y hoy los astilleros asturianos se benefician de ese esfuerzo.

Por último, que critiques mi papel en el caso Tenneco es impropio de alguien como tú. Tajani y yo nos enteramos del problema gracias al aviso que nos hizo Antonio Masip, también eurodiputado del PSOE y persona a la que aprecio. Ahorro a los lectores la historia porque es de sobra conocida. El punto clave es que la reapertura de Tenneco se consiguió en Nueva York en una reunión durante un día gélido neoyorquino, en la que hicimos que el CEO viniera desde Chicago a discutir el caso. La ciudad de Gijón supo ser generosa con Tajani dedicándole una calle. Asturias fue también generosa conmigo reconociéndomelo. Y una vez reabierta Tenneco, el PSOE nos pidió que nos retiráramos pues ya se ocupaban ellos. ¿Qué pasó después cuando se ocupó el PSOE? Que Tenneco es hoy una empresa cerrada en Gijón ante la pasividad de tu partido.

Durante mi carrera en la UE, siempre he sido muy respetuoso con las personas elegidas. Es de las pocas cosas de tu carta con las que estoy de acuerdo. Pero a los políticos os gusta acaparar todos los méritos. Siguiendo tu razonamiento, si un policía local evita un suicidio, el premiado tendría que ser su alcalde pues el policía local es un simple funcionario y el alcalde es elegido. Discrepo de tu tesis y creo que los ciudadanos también.

Me reprochas que no he sido elegido. Ten un poco de paciencia. Si soy elegido, voy a mostrar más aprecio a los funcionarios y a su trabajo como servidores públicos, de lo que tu carta demuestra.

Con todo mi cariño.

Suscríbete para seguir leyendo