Rupturas

Más esclarecedor que el vodevil Piqué-Shakira se presenta el de Vargas Llosa-Preysler

Carmen Martínez Fortún

Carmen Martínez Fortún

Putin ya había roto con Occidente antes de amenazar a Johnson con mandarle un misil y hacerle fosfatina –a él y a Londres intuyo–, si creemos las palabras del exmandatario británico, pero, aunque el Kremlin lo ha desmentido y las ganas del expremier de mantener su pintoresco protagonismo sugieren que quizás está exagerando –después remarcó el tono relajado del interlocutor en contraste con sus fieras palabras–, los fieros modos del presentador estrella ruso Vladimir Solovyov animando a quemar ciudades nazis como París, Berlín, Madrid y Londres disuaden de bromear con lo que resulta algo tan espantoso que preferimos no pensarlo mucho.

Al margen de la catastrófica ruptura que derivó en una guerra de consecuencias nefastas y final incierto, se han producido otras que se pueden comentar de un modo más relajado. Algunas de ellas son de orden político, aunque siempre empañadas o influidas por las relaciones personales. Las otras, de orden amoroso. Todas ellas, desde cierta distancia irónica y con el alivio de que no conllevan sangre y destrucción, tendrán sin duda efectos en las alianzas electorales y en los sentimientos doloridos, tales como corazones rotos, cólera resentida y venganzas más o menos patéticas.

Entre las primeras está la de Villacís con Ciudadanos, que no sabemos si es o no es, la de Elorza con el PSOE, la de Díaz con Montero o la que nunca llega de Podemos y el PSOE. ¿Será esta historia de terror, cuyo último capítulo ha firmado Iglesias con un siniestro –como todo lo suyo–: lo pagará, la definitiva?

Entre una y otras está la de Harry-Meghan con la familia real. Culebrón impresentable de un impresentable príncipe, que airea sus peleas familiares sin pudor y por dinero, pero que, además, tendrá consecuencias nocivas para la monarquía inglesa.

Por último, aún más esclarecedor que el vodevil Piqué-Shakira se presenta el de Vargas Llosa-Preysler, esperpento que pone al descubierto de manera descarnada la vergonzosa falsedad de quienes hasta ahora han sido considerados modelo y ejemplo de elegancia y altura social e intelectual.

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