Los Intocables de Eliot Ness del siglo XXI
La nueva ley anticorrupción de protección a denunciantes

corrupcion
El pasado día 16, el foco mediático puso su mira en el Congreso de los Diputados por la aprobación de dos leyes, el derecho al aborto y la transexualidad. Sin embargo, se pasó de puntillas por otra aprobación, la "Ley reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción". Como animales sociales que somos, son tan importantes los derechos individuales como los colectivos. Sentirte bien y seguro con tu cuerpo, pero también sentirte cómodo y protegido dentro de una sociedad justa. Explicaré esta ley que nos otorga nuevos derechos para tratar de erradicar, entre todos, la lacra de la corrupción.
"Si alguien se mete conmigo, yo me meto con él", dice el mafioso Al Capone en la genial película "Los Intocables de Eliot Ness". El incorruptible agente federal Eliot reúne a un grupo de hombres para encontrar pruebas y acabar con el crimen organizado en el Chicago de los años 30. La nueva ley protege a los trabajadores del sector privado o público –funcionarios, proveedores, subcontratistas, autónomos, accionistas, etc.– que hayan obtenido información sobre infracciones en un contexto laboral o profesional. Se fijan sanciones de hasta un millón de euros para quienes tomen represalias contra los informantes. Hoy en día duele más un buen embargo con su multa millonaria que un tiro a quemarropa.
La norma ampara y protege a los ciudadanos que denuncien posibles irregularidades, pudiendo hacerlo anónimamente. Por ejemplo, acciones u omisiones que impliquen quebranto económico para la Hacienda Pública, subvenciones, la libre competencia en los mercados, en el transporte –trenes que no entran en túneles– y un largo etcétera. Es decir, infracciones normativas o corrupción que afecten a las Administraciones Públicas (AA PP) pero también a empresas, partidos políticos o sindicatos, entre otros. Además, se fijan los requisitos que deben cumplir los canales de comunicación –internos y externos– para estas denuncias. No vale revelar la información directamente a la prensa, hay que hacerlo por los conductos reglamentarios. Que a los españoles nos gusta más despotricar en el bar o Twitter que rellenar una instancia administrativa. Lo primero es una crítica destructiva que no soluciona el problema, lo segundo construye una sociedad mejor.
Esta ley no es mérito de nuestros políticos, es por obligación europea. La norma surge de la transposición a la legislación española de una directiva europea de 2019. De hecho, la Comisión Europea denunció a España –y a otros 7 países– por no haber traspuesto la normativa a tiempo. Había un plazo de dos años para hacerlo, hasta diciembre de 2021. ¿Por qué nuestros políticos son tan lentos para ciertos temas?
"Quiero que agarréis a ese chivato por el gaznate, lo quiero muerto, quiero a su familia muerta, quiero su casa arrasada", grita furioso Al Capone. Por eso la ley también prevé medidas de protección para los familiares del informante, sus compañeros de trabajo o, incluso, las empresas que posea. A partir de ahora, el que escribe dormirá más tranquilo. Tras descubrir una veintena de licitaciones públicas irregulares –10 millones de euros–, que estaban adjudicadas de antemano por media España, me siento más amparado con la nueva ley. Se realizaron las denuncias tanto en prensa –este periódico realizó una formidable investigación con mi información– como ante los organismos competentes: Fiscalía Anticorrupción, Oficinas Antifraude, Tribunales de Cuentas, etc.
La cada vez mayor transparencia y rendición de cuentas que deben cumplir las AA PP, la liberación de datos e información pública –el llamado open data– y las tecnologías digitales –como el big data y la inteligencia artificial– son el cóctel perfecto para destapar la corrupción. La colaboración público-ciudadana se antoja imprescindible para que las AA PP investiguen casos de corrupción que, por sí solas, seguramente no llegarían a descubrir. No obstante, la ley tiene carencias y críticas. Por ejemplo, que no se puedan revelar informaciones que sean clasificadas o la creación de la Autoridad Independiente de Protección del Informante. ¿Es necesario crear otro ente público más? Ya hay organismos capaces y dotados como la Fiscalía Anticorrupción.
En resumen, esta ley ayudará a los ciudadanos a tener la valentía de luchar contra la corrupción, como Eliot Ness y sus Intocables, porque siempre habrá Al Capones.
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