Asturias en un, dos, tres

Propuestas para un cambio económico en el Principado

José Manuel Ferreira

José Manuel Ferreira

Propuestas para favorecer la década del cambio:

Reivindicar un modelo político basado en la determinación. La política es verbo, pero, sobre todo, es acción.

Exprimir dos potenciales recursos: la calidad de la vida y el coste de la vida, para retener, recuperar y atraer talento y fuerza laboral cualificada, principales ingredientes para el dinamismo económico y empresarial y superar, así, el reto demográfico. (Otros territorios están compitiendo en materia de normas fiscales, sería un buen tercer argumento competitivo para sumar, que debería valorarse más con criterio de inteligencia fiscal que de ideología fiscal).

Tres dinámicas que urge revocar:

Los burocratismos, que enjaulan la creatividad, hacen ineficientes las administraciones públicas y frenan la economía productiva.

Los localismos que no entienden el nuevo orden, impidiendo la innovación territorial y el desarrollo metropolitano y nos dificultan superar el concepto político de diputación (suma de municipios) en favor de un verdadero proyecto de escala regional. El territorio es el lienzo sobre el que se pinta la política económica y social, tienen que ir al mismo tiempo y de la mano.

Y, los inmovilismos, representados por los resistentes al cambio, que impiden la natural evolución y que, cuando se les aprieta, sólo piensan en cómo hacer gatopardismo, aquello de cambiar todo para que nada cambie.

La mejor respuesta a los desafíos de la década del cambio es Asturias, como gran empresa común, cuyos resultados se traduzcan en: progreso económico, cohesión social, identidad cultural y sostenibilidad medioambiental.

Hay argumentos para creer firmemente en una Asturias pujante, que funciona, y suficientes sensaciones para ser optimista sobre nuestras posibilidades, que dependerán de nuestra fuerza de voluntad, pero también sobran motivos para saber que, sobre esa Asturias activa y dinámica, parasita otra indolente e inmovilista, que solo piensa en seguir extrayendo recursos, principalmente, de los peor situados en el sistema.

A causa de profundos cambios tecnológicos y geopolíticos, aparecen incertidumbres y retos, en igualdad de rango que estimulantes oportunidades.

La reindustrialización y la relocalización de empresas innovadoras en la era digital tendrá un período de esplendor, quizá durante tres, cuatro o cinco años. Los territorios que se lancen a pescar estas oportunidades podrán garantizar bienestar material para sus ciudadanos por un largo período, por el contrario, los perezosos, probablemente, no verán pasar nuevos trenes en un largo ciclo.

Suscríbete para seguir leyendo