Una encuesta para elevar la taquicardia

Socialistas y populares redoblarán la llamada al voto útil; los primeros para afianzar su peso y los segundos para arrebatar indecisos y acortar distancia entre bloques

Vicente Montes

Vicente Montes

Conviene tener clara una cosa: una encuesta electoral no es un pronóstico de resultado. No es una porra. Una encuesta es una foto fija realizada en un momento específico sobre algo que aún está en movimiento, como es la decantación del voto, una decisión que en un porcentaje nada desdeñable de las personas se produce en el último momento, o incluso cambia. Como toda fotografía, una encuesta congela un instante, apunta evoluciones y tendencias (aquello que sale borroso) pero no pretende ejercer de bola de cristal. Es como suponer que la fotografía de la situación de los corredores de una carrera tomada a dos kilómetros de la meta tuviese que representar la foto-finish. A veces sí, otras no.

Tiene también sus riesgos: en ocasiones puede motivar a los corredores para echar los restos en el sprint final; otras veces puede desmotivar e inducir al conformismo. Ahí todo depende del carácter de cada cual. Dicho todo esto, la proyección de resultados de las elecciones autonómicas que hoy publica LA NUEVA ESPAÑA (en el mayor estudio demoscópico realizado en esta campaña electoral) tiene elementos más que suficientes para elevar la taquicardia de los partidos a una semana de la cita con las urnas.

La lectura básica de la encuesta, realizada entre los días 2 y 17 de mayo, es que en Asturias la izquierda tiene afianzada la mayoría, pero por la mínima por uno o quizás dos escaños. Que el PSOE se arriesga a un peligroso desgaste pero mantiene la hegemonía de partido mayoritario. Que el bloque del centro-derecha registra un importante crecimiento (pasaría de los 17 escaños que sumaron PP-Cs y Foro la pasada legislatura, a llegar en el mejor de los casos a acriciar los 22, a solo uno de tener la mayoría parlamentaria). También, que la desintegración de Ciudadanos no es enteramente absorbida por los populares, sino que también viaja a Vox. Que el grado de descontento con el gobierno es notablemente elevado en las alas (es el grito del medio rural). Que la tendencia global y la algarada interna pasan factura a Podemos, lo que termina beneficiando a IU (y también al PSOE). Pero en los detalles llama la atención el elevado porcentaje de indecisos. En muchos casos proceden de dos partidos: Ciudadanos y Foro. Los que se reconocen votantes de los naranjas en los pasados comicios se encuentran huérfanos ante el desmoronamiento. En el conjunto de Asturias, casi 3 de cada diez personas que recuerdan haber votado a Ciudadanos aseguran ahora estar indecisos. Son los que más dispuestos están a cambiar el voto y lo hacen principalmente al PP, pero también al PSOE y a Vox. Con Foro la situación tiene matices; la fidelidad que parecen mostrar sus votantes es bastante mayor (un 29 por ciento, casi la misma que los de Podemos), pero un 26,8% de ellos están indecisos.

Hay por tanto un alto grado de indecisión a la derecha que puede acabar en otras siglas, principalmente del mismo espectro político. De ahí que resulte relevante para Ciudadanos (si quiere tener alguna posibilidad de mantener representación) y para Foro (si no quiere perderla) que aten bien a sus votantes. De hecho, para los foristas puede resultar un buen blindaje para sus electores la idea de que el ansiado vuelco de los populares puede acabar en nada. Pero, por contra, el PP debería tratar de atraer a todos esos indecisos antes de que acaben en la abstención. Pero al tiempo, la ley D’Hondt puede que finalmente tampoco convierta todos los votos robados en diputados ganados para el ladrón.

En el otro lado, a la izquierda, el PSOE presenta fortaleza, pero se arriesga a perder diputados con alta probabilidad en el Occidente y con alguna en el Oriente. Para compensarlo debería ensanchar en el centro de Asturias. El toque a rebato de los votantes será clave en los próximos días. Los socialistas celebran esta misma semana un mitin en Gijón con Pedro Sánchez. Eso es aliento para los de casa, pero también gasolina para los detractores, así que no les quepa duda de que los últimos días serán de especial batalla dialéctica. Los socialistas ondearán el riesgo de la alianza PP-Vox y los populares incrementarán las alusiones al "sanchismo" pactista con Bildu. Al tiempo.

En resumen, llamada al voto útil por todas partes. A los socialistas parece funcionarles, porque en apariencia, según la encuesta, se llevan votantes de Podemos que IU. A los populares, también, ya parecen tener en su haber a tres de cada diez anteriores votantes de Foro y Ciudadanos. Y subida de la tensión bipartidista en el conjunto del país. Y así a cabalgar hasta el domingo.

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