El gafe Bolaños y los papeles de Floro

Francisco García

Francisco García

El ministro Bolaños, el que quiso colarse de rondón en la tribuna del Dos de Mayo en Madrid; que salió indemne de les fabines verdes con berberechos y el cachopo de casa de Adriana Lastra y sin embargo semanas después tuvo que ser ingresado por un cólico en la vesícula, podría ser gafe. Cuentan las crónicas que la pasada semana el mago del infortunio se desplazó a Mojácar a arropar al cabeza de lista socialista: “Manolo, tú vas a ser alcalde”, dicen que dijo, y acaba de descubrirse que en esa localidad almeriense en la que veraneaba Sánchez existe una trama de compra de sufragios a vecinos inmigrantes al precio de 200 euros por voto por correo. La Guardia Civil ha detenido a siete personas y dos de ellas van en la lista del PSOE local.

A Bolaños, uno de los más cercanos confidentes, dicen, del presidente del Gobierno, le han echado mal de ojo y él a su vez reparte sin saberlo el maleficio. En la precampaña visitó la Casa del Pueblo de Gijón con motivo de la conferencia política del PSOE local y desde la tribuna vaticinó que Floro sería alcalde. Desde entonces las encuestas parecen hechas con conjuros contra el candidato gijonés que, presa de los nervios, perdió los papeles el miércoles durante el mitin de Sánchez. Literalmente traspapeló los apuntes de su discurso y se quedó en blanco. Alguien ha mirado mal a Bolaños, le ha tejido un muñeco de vudú o planteado un hechizo, tal que parece que aquellos a los que el titular de la cartera de la Presidencia pretende ayudar se convierten en presas seguras de una maldición o un encantamiento.

Floro debería acudir a una vidente a que le pasen el agua y evitar transitar por debajo de una escalera, que los escaños que se reparten en el Ayuntamiento gijonés son 27 y no le va a dar para el bastón si la izquierda se queda, ceniza, anclada en los trece.

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