Bibarbonato, la receta de Asturias

Francisco García

Francisco García

Ya conocemos la receta para solventar las principales dolencias de Asturias: el bibarbonato en dosis administrables una vez cada cuatro años. Disuelto en agua, el bibarbonato es un compuesto que facilita los antiácidos estomacales, de tal manera que favorece el tránsito de las malas digestiones. Tomen un par de comprimidos después de la cena y se irán a la cama como una rosa en un paño. Es adquirible en las redes sociales, donde se trata de uno de los activos más solicitados por la chavalería. Lo que no está demostrado aún es si favorece el tránsito o si el uso continuado produce adicción

Se trata de un calmante ideal para transitar sin taquicardias por un segundo mandato autonómico después de haber provocado un destrozo territorial de antología que de otra forma requeriría del empleo de cirugía en la sala de urgencias de la FSA, llena desde anoche de alcaldes y concejales aquejados de insomnio y cefaleas.

No hay que olvidar además que el bibarbonato dispone incluso de propiedades extintoras, hasta el punto de que quien lo administra queda inmune al fuego, sea fatuo o forestal. Administrando este producto de patente asturiana, las consecuencias políticas de los incendios se diluyen. En dosis suficiente, sus efectos tienen la facultad reparadora del agua de borrajas, aunque una de sus aplicaciones industriales sea la formulación de pirotecnia, pólvora en salvas y fuegos artificiales. Es válido incluso para la producción de ideas gaseosas. Se trata, por tanto, de un complejo efervescente, muy llevadero para cualquier tipo de contratiempo duodenal, se trate o no de un estómago agradecido.

A un Barbón mineralizado y práctico en el enjuague no hay forma de hincarle el diente. Aplique el PP con urgencia un antídoto con licencia farmacéutica de la UE o un remedio casero o hágase a la idea de que se avecina una legislatura de gárgaras y gorgoritos.

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