Taxista bueno, taxista malo

Discusión de bar

Manuel Herrero Montoto

Manuel Herrero Montoto

En el bar de toda la vida, el mío con más de cincuenta años de existencia sobrevive a pesar de lo nuevo y las tormentas, siempre se discute de algo. El dueño o dueña te sirve la consumición sin tú pedirla, para el caso café solo y chupito de orujo blanco. Y en ese bar encontrarás una mesa dónde el debate está sobre el mantel. Dejé el paraguas en el paragüero y me senté al lado de Paco Zapatones. Tan acalorado en el debate estaba que apenas saludó. Miré hacia la tele, jo, los últimos estertores de "Sálvame". Frente a Paco, sentado en su silla de siempre, con cara de jefe de la oposición escuchaba Maquinona, que así le llamamos por haber servido en Renfe desde su juventud y lleva jubilado 25 años. El gallinero televisivo no me interesó lo más mínimo y puse la oreja. Centrémonos en la discusión.

Paco Zapatones decía que los taxistas eran buenos, y Maquinona que no había por donde cogerlos. Y yo, que voy de listo, los animé a que argumentasen sus afirmaciones.

La de Paco Zapatones. Nos contó que hace un par de días llamó un taxi para ir a las consultas del hospital, a revisión de la prótesis de cadera, entró en el vehículo, se saludaron, en la radio la COPE, y como él es rojo, le pidió al taxista que por favor apagase la radio o cambiase de emisora, no puso traba alguna, sintonizó los 40 principales, tampoco habló del tiempo, ni de futbol, y ya cerca de nuestro destino caí en la cuenta de que no llevaba mascarilla para entrar en el hospital, viéndome el hombre azorado e intuyendo la causa, sacó de la guantera un paquete de ellas y me las ofreció, coja las que necesite, dijo, tomé una y le di efusivamente las gracias y, por si fuera poco, me ayudó a sacar la patona del coche. ¿Qué me dices?

La de Maquinona. Pues yo, la otra noche, a eso de las dos de la mañana desperté con un dolor de cabeza que pensé me estallaba, ¡ay, mamina!, y esto, no le di más vueltas, llamé un taxi, bajé al portal en pijama, albornoz y zapatillas, y mi señora, pobre, toda asustada, nos subimos al taxi y nos recibe el hombre sin decir ni una palabra, y con Tangana en la radio rapeando a voz en grito, entonces, le pedí que me llevase a Urgencias y le supliqué, por favor, quitase la matraca pues me dolía mucho la cabeza, y sabéis con qué me salió, que a él también le dolía la cabeza, ni siquiera bajó el volumen, tan malín iba que ni la señora ni yo fuimos quien a responderle como se merecía. ¿Qué me dices?

Zanjé yo el debate, me lo permiten porque tengo carrera, y esto les dije: la humanidad está dividida en dos tribus, la del buen profesional y la del malo. Zapatones se topó con un taxista de la primera y Maquinona con uno de la segunda.

Paquita nos trajo las fichas del dominó. Y punto.

Suscríbete para seguir leyendo