Sol y sombra

Empatía

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

Cualquiera que no haya perdido del todo el oremus podría pensar que solo un psicópata es capaz de someter a un país a la tensión y el trastorno de acudir a las urnas un 23 de julio, con miles de españoles desplazados, en medio de un puente festivo, pensando desde hoy mismo cómo se las van a arreglar para ejercer su derecho al voto presencial o por correo, sin entorpecer o arruinar sus vacaciones. Además del psicópata existe un ser llamado Pedro Sánchez, que no derrocha empatía y ha decidido hacerlo. Dejo a los amables lectores que determinen el grado de coincidencia de perfiles.

El caso es que Sánchez se dirigió ayer a los suyos como si hubiera ganado las elecciones el 28M, y los suyos, diputados y senadores, lo recibieron con aplausos, cerrando filas, para no arriesgarse a ser excluidos de las listas electorales. El adelanto de las urnas es un movimiento inesperado para acallar la contestación interna tras la debacle del domingo y que de lo contrario podría prolongarse hasta diciembre. Pero convocarlas por primera vez en verano es un acto de crueldad sin precedentes en la política nacional.

Ya puede andarse con cuidado Feijóo y no vender la piel del oso antes de cazarlo. Sánchez, en su huida hacia adelante, no ha elegido la fecha al azar. De manera desesperada su discurso se irá endureciendo, lo demostró al sacar a relucir el trumpismo y el bolsonarismo para equiparar al Partido Popular y a Vox como la derecha extrema y la extrema derecha. Con ello piensa movilizar el voto de la izquierda, mientras confía en la dispersión veraniega para desactivar a sus oponentes. Ojo al fraude del voto por correo, que ya tuvo su ensayo virginal en Melilla, y con esto no es que pretenda desconfiar del sistema para que mañana alguien me acuse de trumpista; sinceramente, de quien recelo es del propio Sánchez y de su probada destreza para beneficiarse de cualquier eventualidad, más cuando se la juega.

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