Competitividad

Jóvenes con el futuro atascado

Cuestiones de Asturias (y III)

Urbano Rubio Arconada

Urbano Rubio Arconada

Los asturianos padecemos los efectos de una competencia desleal en infraestructuras y en fiscalidad; esto junto a la deficiencia en cultura al esfuerzo y al emprendimiento, son el implacable lastre para levantar el vuelo de la productividad, esencial como efecto multiplicador de la reactivación económica. ¿Hay que mejorar la productividad? La depresión de la región está generada en el crisol de la improductividad, y esto se evidencia al comprobar que la actividad cae y las horas trabajadas disminuyen sin tregua alguna. La situación genera no sólo la deslocalización sino la desaparición de tejido productivo. No sirve la política lenguaraz, se necesita una reacción a partir de la eficiencia operativa. La improductividad genera incrementos de deuda que ata las manos de los jóvenes para hacer frente el porvenir. ¿Los jóvenes se van de Asturias? En estos últimos treinta años se han ido de Asturias unos 140.000 jóvenes a buscar nuevas oportunidades. Si añadiéramos esta diáspora al 32% de paro juvenil, tendríamos la cifra de paro más alta del mundo. Es una auténtica pena que los mejores y más preparados se vayan de Asturias a Madrid o al extranjero por falta de expectativas. La fuga de talento es una desdicha para una región que tiene que afrontar un mañana pleno de innovación. Las políticas de desindustrialización y de desguace del sector primario hace que encontrar trabajo sea una misión «imposible» para los jóvenes. ¿Los jóvenes están desesperados? Ahora mismo, el suicidio es la causa principal de muerte entre los menores de 35 años. Y Asturias tiene la tasa más alta de Europa, y no se trata de ningún mito, los datos hablan: media de 13, con puntas de 20 en algunas zonas, por cada 100.000 habitantes. Un drama. Depresiones, pérdida de identidad, soledad, estrés emocional, desidia y desilusión. Esto no ocurría hace unas décadas, quizás, porque había «un horizonte» y «pegamento familiar». ¿Los jóvenes lo tienen difícil? Siempre lo han tenido. Deben aferrarse con denuedo a ser mejores de continuo. El éxito no va en ascensor hay que subir las escaleras. ¿A que pueden agarrarse los jóvenes? Cultura, preparación, perseverancia, tenacidad y disciplina para desarrollar talento como única vía fiable para prosperar. Cuestionarse a uno mismo para ser cada día un poco mejor. Una sociedad responsable con sus jóvenes debe velar solícitamente por deparar una capacitación acorde a la empleabilidad, y, por supuesto, dejar un legado «sin cargas» que hipoteque su futuro y les impida competir con jóvenes de otros lugares. De ellos pende el futuro del país, y dentro de él, el nuestro propio. ¿La llingua es positiva para los jóvenes? Asturias tiene que ir en la dirección del mundo del progreso relevante, pensar en grande, por lo que el uso impuesto del «asturiano ortopédico» no trae cuenta. Lo esencial para los jóvenes es que conozcan muy bien el español, y luego, a poder ser, dominar otras lenguas que sirvan para ganarse las habichuelas. ¿Tendrán pensiones los jóvenes? La pirámide generacional está invertida lo que hace incrementar la deuda del sistema nacional de pensiones públicas de reparto hasta los 110.000 millones. Asturias es líder en déficit por pensión per cápita, siendo la única comunidad con más pensionistas que asalariados. El sostenimiento de las pensiones pasa por incrementar las bases imponibles de la fuerza de trabajo productivo a base de crear empleo y reducir drásticamente el gasto público prescindible. ¿Cuándo se «jodió» Asturias? Siguiendo los hechos con olfato de lebrel, diría que a partir de que se mutó en una «sociedad durmiente» por un plato de lentejas seguras (prejubilaciones y cultura del subsidio) y abandonó la rebeldía proactiva y el empeño como principales activos. ¿Hay futuro? El futuro parece venirse encima a toda prisa, por lo que prepararse hoy para acometerlo con garantías es vital. Estamos en un proceso de persistente innovación, de modo que, lo bien que te vaya mañana depende de lo bien que lo hagas hoy. Como dijo Albert Einstein: «tendremos el futuro que nos hayamos merecido». ¿Qué debe ocurrir para que Asturias levante el vuelo? Un giro de ciento ochenta grados en productividad. De otro modo quedaremos de camareros para turistas con mucho arte para «tirar sidra». Asturias lleva anclada al pasado muchas décadas, lo que la sitúa a la cola de las regiones de todo Europa. El viejo coche astur está roto y lo único que se aplican son parches de chapa y pintura cuando lo que hay que hacer es un cambio de motor, una nueva fuerza motriz. Es hora de explorar nuevas formas de hacer las cosas, con pasión y con presión, con pocas imposiciones y muchas soluciones. ¿Hay posibilidades de mejorar? Conviene apuntar lo oxímoron que subyace bajo el concepto de «mejorar». Mejorar no es «progresar» retroactivamente. La mejora es una continua ida hacia la prosperidad. Habría que hacer una «revolución»: «educativa» enfocada a la empleabilidad de este siglo, «reindustrializadora» conectada a la innovación y «de reducción fiscal» para atraer positividad. Y trabajar, considerando al empresario no el malo sino el bueno de la película. Pábilo y pábulo a la esperanza. Brío al futuro.

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