Preferencias

Votar el 23 de julio para defender una opción frente a otra

Carmen Martínez Fortún

Carmen Martínez Fortún

Prefiero la vida al aborto, los paliativos a la eutanasia, el propietario, gran tenedor y todo, al ocupa, el emprendimiento a la tutela pública, los créditos a las subvenciones, las ayudas sociales a los vulnerables mejor que la barra libre para todos, incluidos el cine a los mayores que pueden pagárselo, los bonos culturales para jóvenes que terminan subastados en internet y los billetes de tren gratis que se reservan pero luego no se ocupan. Prefiero a Montesquieu que las intromisiones en fiscalía y tribunales, la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos frente a las imposiciones del estado, la asunción y conocimiento de la historia a la imposición de una memoria vengativa que resucita a Franco pero entierra en el olvido los crímenes de ETA y sus aliados hasta antes de ayer. Y prefiero el feminismo a la negación de la biología, el respeto y conocimiento real del pasado a la incultura de la cancelación, los propietarios a sus mascotas, el ganadero al lobo, el torero a los toros y los comercios y grandes superficies privadas antes que los supermercados públicos.

Prefiero que no se hagan promesas que ya se verá si se cumplen o no a una hemorragia de regalos preelectorales con el dinero de las ayudas europeas. Prefiero que España sea un país estable con seguridad jurídica que un lugar en que las grandes fortunas y los empresarios respetados sean considerados enemigos, criticados por el poder o tentados a abandonarla por el mal trato recibido. Prefiero un gobernante previsible y modesto a otro que duerme en el mismo colchón donde antes no podía pegar ojo, que constantemente se reinventa, falta a la palabra dada con tal de seguir en el poder, indulta a los golpistas separatistas y reduce las penas por corrupción, ligado por pactos inconfesables que le impiden, incluso, cesar a ministras que perpetran leyes contra los derechos de las mujeres y favorecen la puesta en libertad de violadores y maltratadores.

Esté donde esté, el 23 de julio votaré. Y solo espero que quienes comulguen con mis humildes preferencias lo hagan también.

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