Opinión
Saber esperar
Lo fácil a la hora de tener que esperar es coger el móvil
Se nos van retazos de vida en las esperas. Mientras hay vida hay esperas, sí bien albergamos la esperanza de que nuestras esperas cotidianas no sean largas, tediosas e incómodas. O (acorde al signo de los tiempos) improductivas.
Hay que saber esperar. De hecho, lo considero un arte. O al menos, una disciplina entrenable. Lo fácil a la hora de tener que esperar es coger el móvil. Y gracias a Dios, y a Apple, que existe, así podemos chatear, fisgar, hablar o enredar mientras aguardamos nuestro turno, nuestra cita, nuestro tren o a nuestro hijo.
Pero también puede darse uno a la observación atenta de ejemplares humanos que cerca de nosotros, por ejemplo en una estación, hablen, miren revistas, coman, hagan cola, pidan café, deambulen o arrastren esas maletas voluminosas que los hace parecer caracoles o acarreadores de portátiles hogares.
Podemos fantasear con qué llevarán dentro, fantasía, claro, que ha de exceder de pensar en la muda de ropa interior, camisas y calcetines. Algo más habrá. Quién sabe: sellos, caucho, un loro, intenciones, epitalamios, un fascículo de la historia de la Vuelta Ciclista, documentos o ansias. Tal vez, bufandas animal print.
Esperar sin perder los nervios (ni el tren) puede estimular la fantasía, hacernos templar el tiempo, calmarlo, llevarnos incluso a creer vanamente que lo domesticamos. En las esperas uno puede repasar su vida, incluso si es larga; realizar mentalmente la lista de la compra, componer la alineación ideal del Oviedo o meditar, que ahora tiene muy buena prensa. Claro, que esto tiene sus inconvenientes en estos tiempos rendidos a la multitarea y la productividad:
–¿Qué has hecho todo este rato ?
–Meditar.
El no saber esperar nos ha vuelto impacientes, sin que esto quiera decir que hayamos de ser mansos y que no protestemos cuando se abusa de nuestro tiempo y bondad, paciencia y buen carácter. La espera puede ser sinónimo de tenacidad o también de masoquismo. Hay quien ve una cola y se pone. No falta quien abusa de nuestro tiempo ni quien siempre nos pone a la cola cuando tratamos de transmitirle nuestro afecto o admiración. Cree que se la profesaremos eternamente. Un error muy común. Pero eso es lo que podemos esperar de cierta gente.
Suscríbete para seguir leyendo
- La IA desvela el mejor sitio para comer en Asturias: ambiente acogedor y comida de 10
- El adiós de Sabina a Asturias: así fue el último concierto del cantautor andaluz en Gijón (que no se perdió ni Santi Cazorla)
- El metal asturiano no encuentra trabajadores: los motivos por los que la mitad de las empresas del sector tiene empleos sin cubrir
- Éstas son las notas de corte de la Universidad de Oviedo para el próximo curso: hay tres grados por encima del 13
- El Oviedo ultima la llegada de dos nuevos jugadores para reforzar su plantilla de Primera
- Malas noticias para los mutualistas asturianos: la devolución de los pagos de más en el IRPF volverá a demorarse (pese a las promesas del Gobierno)
- La singular (y poco cívica) iniciativa con la que se pretende protestar contra un nuevo límite de velocidad en la 'Y
- Cambio brusco del tiempo en Asturias: a partir de mañana... vuelven las nubes y el orbayo