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Opinión

¡Hay marfueyu en Júpiter!

Sobre la lengua en la Universidad

¿Quién no inventó de niño su propio idioma? Intercalábamos una clave entre cada sílaba o nos valíamos del vesre. Los argonautas se entendían en argot cuando navegaban en busca del Vellocino de Oro; las catedrales son obras de argot, art-got, arte gótico, el arte de la luz. Los tejeros y los canteros disponían de sus jergas, incluso los albañiles exhibían su logia del cartabón y la plomada, símbolo masónico; «mason» significa albañil, en inglés; hasta los poetas retuercen el idioma y se muestran cabalistas con tropos a gogó.

El lenguaje sirve para entenderse, explicarse, extenderse y defenderse. Si perdemos la voz, perdemos el voto. Renunciando a lo nuestro para abrirnos a los demás no demostramos generosidad sino prodigalidad e insensatez. Más que cerrarnos en nosotros mismos se trata de enraizar para xorrecer.

Dicho esto, conservar el idioma obliga a inventar el futuro; quien va delante impone su voz. Exploradores asturianos dieron con el virus del asma y lo llamaron «Vetusta Jacobi»; científicos, paisanos nuestros, han descubierto nuevos artrópodos marinos, que vivieron hace 390 millones de años, a los que bautizaron como «Luancaina candasensis»; a químicos de la Universidad de Oviedo debemos el hallazgo de una especie de marfueyu en ciertas lunas de Júpiter, donde se dan condiciones para que haya vida...

Que las palabras, las ideas, los descubrimientos o el poema necesario se generen aquí será la forma de avanzar y que se nos escuche. Todo lo demás es ir a remolque y llorar sentimientos de segunda mano. Nuestra Universidad debe promover la particularidad; de nuestros investigadores depende el renacimiento. La salud de la tradición pasa por crear más tradición, es decir, ir en vanguardia, alcanzar nuestra Luna autóctona, procurar que rescamplen la tierra, el agua y la fragua. Llevar la iniciativa corresponde a un pueblo sesudo y fuerte; de lo contrario dará lo mismo que hablemos asturiano, castellano, panocho o vesre porque a nadie importará lo que digamos.

¿Mete hatebréte exteplitecatedote? ís euq orepsE.

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