Opinión
¿Cariño, dónde coloco el robot?
Una vida rodeados de taxis autónomos y de mayordomos mecanizados
Eduardo García Fernández es Psicólogo clínico
Los avances en robótica continúan inundando las noticias, y la última es la de Tesla que dirige Elon Musk (por cierto, jamás lo vi sin que se estuviera riendo, probablemente de todos) donde presentó el taxi autónomo y un mayordomo robotizado.
Es fácil que nos acuda a la cabeza las implicaciones que traerá la conducción de vehículos por robots, ahora que se habla de la falta de conductores para los autobuses y donde además el personal está mayor y se busca un recambio generacional. Parece que las soluciones siempre vienen de crear robots que se supone serán un avance y una mejora, pero para crear una nueva sociedad donde cada vez más sobra el ser humano.
El robot doméstico Optimus (no podría tener mejor nombre en un mundo actual donde todo se pretende optimizar) está diseñado para convertirse en el mejor anfitrión y ser tu amigo. Un asistente personal que regará las plantas, irá a hacer la compra, limpiará la casa, etc… ¿y que harán los humanos?, meter en casa a un robot con aspecto humanoide reforzará aún más el vivir en zapatillas, título del último ensayo de Pascal Bruckner, donde todo está contribuyendo desde la pandemia para acá a que las sociedades occidentales tiendan de manera progresiva al retraimiento y la renuncia del mundo.
La convivencia con robots puede ser a costa de perder cosas importantes por el camino
Si tengo un robot-amigo casero, un teletrabajo, un móvil, una plataforma para ver lo que quiera, ¿para qué salir? Y si salgo, será lo justo. Hoy en día ya nadie se plantea no tener un ordenador en casa, dentro de un tiempo la gente tendrá un robot casero con quién compartir el tiempo, un tiempo en regresión de lo eminentemente humano.
Los tiempos actuales se aproximan a lo que la ciencia ficción en el cine y la literatura plasmó, como en la película "El hombre bicentenario" (1999) dirigida por el maestro del cine familiar Cris Columbus, basándose en libro de Isaac Asimov. En una sociedad de un futuro cercano una familia compra un robot como asistente personal, pero a medida que avanza el film se muestra como el robot tiene un defecto de fabricación en su cerebro positrónico, y ese defecto precisamente lo hace humano, tanto es así que desea sentir cómo los humanos y después de sucesivas operaciones-reparaciones lo llega a conseguir y aunque al principio de su vida-robot era inmortal, prefiere una vida humana finita, pero donde logró saborear ese tiempo que le tocó vivir. Quizás nuestro tiempo sea el de convivir con robots, pero percibo que a costa de que se pierdan muchas cosas importantes por el camino.
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