Opinión

La apoteosis de Nacho Manzano: ¡a ver si se nos pega algo!

La gastronomía como patrimonio cultural e identitario de la región

Ya estamos en el Olimpo de la gastronomía. Nacho Manzano nos ha llevado ahí. ¡Gracias chef!

Ahora es el momento de aprovechar esta oportunidad.

La tercera estrella Michelin nos ubica en un lugar privilegiado.

Asturias, este lugar detrás de las montañas, está en el mapa mundial de los fogones. Ello gracias a un asturiano que supo mirar más allá; desde más acá, desde el territorio y las comunidades locales.

Hace aproximadamente un año, tuve la ocasión de charlar con Nacho Manzano, cuando aún era un héroe y no se había producido la apoteosis y su llegada al mundo de los dioses. El encuentro tenía lugar en el paraninfo de la Laboral, auspiciado por la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales, Jovellanos de la Universidad de Oviedo y la asociación Asturias con sabor. Este periódico se hizo eco del encuentro.

El objetivo era mostrar las potencialidades de los patrimonios vinculados a la gastronomía para el futuro turístico responsable de la región. E imaginar cómo los patrimonios del deleite y lo sensorial podían entrar en el mundo académico y en las enseñanzas regladas de la Universidad.

Nos seducía entonces, Nacho, hablando de la gastronomía como patrimonio cultural, identitario de la región. Pero, además, disfrutaba transmitiendo como los fogones crean arte efímero, exquisito y sutil, que se experimenta a través de todos los sentidos: gusto, vista, tacto, olfato y hasta oído. Y de qué forma tiene una vertiente esencial relacionada con la salud que proporciona el buen comer, el dedicar un poco de tiempo a pensar en la dieta. Y por supuesto, la componente social, del ocio compartido; y la socioeconómica e integradora de las propuestas más sostenibles.

Sus ideas –de tan sencillas y tradicionales– resultaban y resultan, innovadoras: trazando un futuro. Hablaba entonces, lo ha vuelto a hacer estos días cuando se conoció su tercera estrella, de la importancia de lo local: de valorar y empoderar a los pequeños productores del sector primario. De cómo a partir de aparentemente pequeñas intervenciones se puede tejer una red de recursos para la región.

Con la distinción de las tres estrellas, Manzano puede convertirse en un Midas que cualquier cosa que toque, mire o piense, adquiera un valor estratosférico.

Los ingredientes, los proveedores, los utensilios, los diseños… todo va a convertirse en oro.

En nosotros está en pensar en clave de Economía Naranja, de creatividad y futuro. Hemos de darnos cuenta de cuántos pequeños proveedores, emprendedores, agricultores, diseñadores son susceptibles de aprovechar esa fuerza centrípeta y a la vez centrífuga de un motor de tal potencia como puede ser un restaurante con tres estrellas Michelin. Que en España hay sólo 15. Que somos una región pequeña. Que tenemos oportunidades y ésta es una de ellas.

Si no lo aprovechamos, es para hacérnoslo mirar.

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