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Opinión

La Cultura Sidrera Asturiana, el patrimonio que nos une

Hablar de sidra, es hablar de Asturias. De nuestro origen. De nuestras raíces. De una forma de vida que gira en torno a una pumarada, a un lagar y a un chigre. Es compartir con la familia, con los amigos o con los compañeros de trabajo. En una fiesta de prao, en una espicha o en una de las tantas sidrerías de las que tenemos en Asturias. En definitiva, hablar de sidra es hablar de cultura. Pues es algo que trasciende mucho más allá de la simple producción de sidra; es un reflejo de la identidad, la tradición y la comunidad asturiana. Un patrimonio que se ha ido transmitiendo de generación en generación, y que abarca las costumbres, rituales y la forma de vida que la rodean.

A nadie se le escapa que la sidra posee un profundo arraigo a nuestra tierra, y nuestros antepasados han tenido el acierto de contagiarnos ese amor por lo común, haciéndonos partícipes de ese gran tesoro con el que contamos los asturianos, y que muy pocos pueblos poseen, por no decir ninguno. Pues no se me ocurre quien escancie la sidra más allá de un asturiano. Porque, efectivamente, nuestra sidra se escancia. Y ese puede que sea uno de los secretos de su éxito. El más grande.

De la pomarada al vaso, siguiendo un proceso natural, y manteniendo viva la tradición sidrera a lo largo de los siglos, sabiendo adaptarse a los cambios sociales y también económicos, conservando su esencia.

En Oviedo lo sabemos muy bien, más aún en este año en el que hemos llevado por bandera la capitalidad española de la gastronomía, dando a conocer al mundo entero las muchas bondades culinarias con las que contamos en nuestra ciudad, y mostrando a ciudadanos de todas partes del planeta los rincones de los que manan los más grandes manjares. Uno de ellos, el Bulevar de la Sidra, porque en la Capital del Principado de Asturias también podemos presumir de eso, de contar con un importante número de sidrerías y restaurantes, en los que compartir mesa y mantel, vaso de sidra en mano, creando recuerdos que quedarán para la posteridad.

Por todo ello, el reciente reconocimiento de la Unesco a la Cultura Sidrera Asturiana como patrimonio inmaterial de la humanidad, es fundamental para preservar su esencia y promover un turismo sostenible que respete y valore las tradiciones locales. Un verdadero patrimonio que nos une, y que nos obliga a protegerlo y salvaguardarlo, al igual que hicieron nuestros antepasados, a la vez que supone una grandísima oportunidad para potenciar nuestra querida Asturias, siempre que seamos capaces de acertar en su promoción. Es por ello por lo que, desde ya, debemos ponernos manos a la obra, pues este es un tren que no podemos dejar pasar.

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