Opinión | Sol y sombra

Panorama sombrío

Paul Krugman, Nobel de Economía, se ha despedido esta misma semana de su columna del "New York Times" tras 25 años. En la última entrega reflexiona sobre lo que han cambiado Estados Unidos y gran parte del mundo occidental en ese tiempo, en cómo el optimismo ha sido sustituido por la ira y el resentimiento. Concluyendo, se pregunta también cómo en el transcurso de algo más de dos décadas la idea de un futuro prometedor ha dejado paso a un panorama sombrío.

Estas cosas suceden, no son nuevas en la historia de la humanidad cuando surgen cambios que nadie espera, pero Krugman tiene derecho a alimentar con ellas su melancolía. No es fácil tampoco olvidarse en los momentos señalados de la pesadumbre que provocan Putin, Donald Trump y los distintos conflictos bélicos en Europa y Oriente Medio, la nueva amenaza populista, el declive de las democracias liberales y de la democracia en sí tal como la entendemos. De la polarización y la mentira, como instrumentos que operan contra la convivencia.

Muchos de quienes coincidimos en este inquietante diagnóstico sobre la erosión democrática, allí donde existe, disentimos sin embargo cuando se trata de calibrar bien el origen de la amenaza. El infierno no solo es la verdad vista demasiado tarde, como escribió Hobbes, es también el de los personajes que lo provocan a destiempo y no los percibimos de la misma manera a unos que a otros por motivos simplemente ideológicos o partidistas. Es el sectarismo la semilla de la ira y el resentimiento.

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