El sorprendente y plausible pacto de Oviedo

Quien así lo desee intuirá calculada estrategia política en el sorprendente acuerdo al que han llegado en el Ayuntamiento de Oviedo el PP, que goza de una implacable mayoría absoluta, e IU. Canteli y Llamazares transitan ideológicamente por antípodas sendas y aun así han sido capaces de escenificar acercamiento y encuentro en la aprobación de las cuentas municipales para el año entrante, que salen del Pleno saneadas en tiempo y forma, lo que debe apuntarse en el haber de la concejala Leticia González. Los que creemos fervorosamente en el poderoso influjo del diálogo, aplaudimos esta singular avenencia, sin apenas precedentes en la política regional.

 Seguramente el PSOE ovetense sea la víctima propiciatoria de ese entendimiento inesperado, arrinconado a derecha e izquierda, presa también de sus propias contradicciones. Mal haría su portavoz en radicalizar su discurso, por mucho que detecte en la maniobra intenciones aviesas por una y otra parte. La inteligencia anima a curar el despecho ofreciendo también sumarse a una entente cordial. Y denunciar después, si su suma resulta orillada o desatendida. El berrinche no conduce a buen puerto.

Canteli no es un alcalde al uso: no abraza siglas, pero tiene palabra. Y si no la tiene, lo disimula muy bien. Por veteranía de zorro plateado, se trata de un mandatario apolítico que abraza el "insistencialismo": insiste e insiste hasta que consigue su propósito o se aproxima lo máximo.

En los tiempos que corren, el pacto de Oviedo es un hecho plausible por poco habitual; o sea, digno del mayor aplauso. 

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