Opinión
Ignacio Garcia-Arango Cienfuegos-Jovellanos | Avelino Acero Díaz
Vivimos en Asturias, no en el metaverso de los cuentos de hadas
La apuesta por la energía verde ha de ser decidida, no sometida a vaivenes políticos
En LA NUEVA ESPAÑA del 21 de diciembre leemos una decisiva noticia que dice que la consejería de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Rural ha formulado declaración de impacto ambiental desfavorable para la ejecución de la infraestructura asociada al proyecto de parque eólico Palancas en los concejos de Cudillero y Valdés al considerar que con las medidas preventivas y compensatorias planteadas por el promotor habría "impactos negativos significativos sobre el medio ambiente".
Llaman la atención los motivos pues el artículo dice: "En concreto, los informes señalan que el parque eólico –ubicado entre los picos Paradiella, Peña del Gallo y Palancas– estaría a menos de 500 metros del núcleo valdesano de La Candanosa, en la parroquia de Muñás, y sería visible desde una amplia zona de la rasa costera occidental. Además de ese ‘elevado impacto visual’, la instalación de los aerogeneradores ‘acarreará importantes movimientos de tierras’ que ‘modificarán por completo’ la topografía actual del terreno ‘generando una situación de muy complicada restauración y recuperación paisajística’. A esos efectos, se suman los impactos sobre las aves y los murciélagos, y sobre bienes integrantes del patrimonio cultural, principalmente el Camino de Santiago y restos de minería romana".
Esos argumentos (no razones), que no cuestionamos pues estarán previstos en alguna de las infinitas normas y disposiciones sobre asuntos variopintos que tiene el Gobierno del Principado, nos dicen que en Asturias es imposible en la práctica poner molinos eólicos dado que todos se ven, es casi impensable encontrar sitios que no tengan edificaciones a menos de 500 metros y para construir molinos hay que hacer caminos y cimentaciones.
Nos imaginamos que, antes de adoptar la resolución, los responsables del Gobierno del Principado habrán estudiado todos los costes y todos los beneficios, así como que, después, se habrán analizado todas las consecuencias y alcanzado esta conclusión desde la consciencia de que es transcendente para el futuro de Asturias, pues vista la resolución es obvio que las empresas de energías renovables deberán marcharse de Asturias pues aquí no caben.
Como la decisión está tomada, legítimamente todos tendremos que asumir esta que marca el rumbo del porvenir de Asturias, pero consideramos, asimismo que, por encima de ello, un gobierno tiene la obligación de ser leal con los ciudadanos y anunciar la verdad, sin practicar la hipocresía del avestruz, para decir que apoya una actividad vital para nuestro porvenir y a la vez poner condicionantes que la vuelven imposible.
Conocido el camino elegido por nuestras autoridades, a continuación, todos buscaremos nuestro porvenir: aquí, o allí donde consideremos que está nuestro mañana, así como el de nuestros descendientes. Para matar la añoranza vendremos cuando podamos: si triunfamos, nuestro presidente, para cantar su nuevo triunfo, se fotografiará con nosotros rodeado de gaita y tambor.
Entramos en el detalle para decir, que, en nuestra opinión, todos estos avatares en el entorno de la energía son enredos de IU, tolerados por el PSOE para no tener problemas dentro del gobierno, aunque ello choque frontalmente con una política que, según se anuncia, va a fundamentar el futuro de Asturias en la energía verde.
El interés político para IU es satisfacer a algunos grupos que están dentro de ella. Y el del PSOE, como ya dijimos, mantener el gobierno a corto plazo. A largo no sabemos si tienen alguna meta o simplemente dar patadas a seguir de promesa en promesa para, después, durante las siguientes elecciones volver a prometer y llamar al alma "obrera" frente a la opresión capitalista, tras mantener que vale más un socialista incompetente que uno de derechas generoso. Por eso en vez de vender un futuro se resucitan las batallas del pasado.
Sostenemos lo anterior porque no puede haber esa energía verde sin molinos de viento (aerogeneradores) líneas de transporte y baterías. Es obvio que todos producen molestias, pero estas son medibles. Por ello, tal como afirmamos antes y en función de los costes, hay que elegir si se admite esa energía o no. Lo que no es realista es practicar el oximorón permanente del sí pero no.
Lo que a nuestro juicio es inadmisible es vender políticas tras ocultar a los ciudadanos las últimas consecuencias por ser impopulares: eso es traicionarlos o venderlos. Además, cuando se entra en el detalle de las cuestiones ambientales se detecta que están trufadas de afirmaciones arteras que son amplificadas por grupos ecologistas o de interés que se sirven del ecologismo, los cuales movilizan a gente temerosa que se deja convencer con una especie de ensaladilla de desinformaciones varias.
Para los que no somos ni capitalistas ni comunistas sino todo lo contrario y, además, aunque lo comprendemos, no damos al pasado por bueno, eso resulta difícil de creer.
Por otra parte, como nuestros gobernantes no se atreven a decir de frente que se oponen a la energía verde, fabulan grandes camelos para poner después condiciones imposibles de cumplir. Por ejemplo, reiteramos para terminar que lo de la distancia de 500 metros a una casa y de un kilómetro a un núcleo rural, lo es. Solo se entiende como coartada para justificar decir que no.
En nuestra opinión, todo lo que se está haciendo es un desastre para Asturias, ya que el principio más elemental de la gestión dice que en cualquier organización lo primero que hay que conocer es que es necesario marcar un rumbo y después que alguien mande. Ello no es totalitarismo pues se trata de algo compatible con el liberalismo; y, también, dado que nuestro gobierno lo es, con el socialismo, que para cualquiera que conozca la historia es una evolución del liberalismo avanzado: es decir de la racionalidad y de la entereza.
Reiteramos que si el Gobierno de Asturias decide legítimamente algo, debemos asumirlo todos. Pero a la vez ser consecuentes y utilizar las cuatro reglas para llegar a la conclusión de si podemos sostenernos económicamente sin la riqueza que produce la industria y también para conocer si el turismo y los servicios que podamos generar llegarán a lo necesario para poder sobrevivir. Y después ser consecuentes para hacer saber a los ciudadanos que no todo permanecerá igual, sino que al desaparecer la industria desaparecerán los beneficios que trae. Y que por ello habrá que conformarse con vivir sin ellos, salvo que consigamos ser una región de mantenidos porque el resto de los españoles nos paguen por vivir. Ello no será fácil pues hoy Asturias ya vive de la solidaridad de los demás pueblos de España: todos sabemos que nos molesta reconocerlo y nos tapamos los ojos, pero es del todo cierto.
Personalmente creemos que debemos recuperar un modelo territorial que haga compatible la industria, que nos da medios de vida, con disfrutar de la vida.
Pongamos valentía, ilusión, inteligencia y empuje para desarrollar nuestros propósitos. Tengamos clara la esencial obligación de servir a la sociedad en los momentos decisivos. Lo que no consiste siempre en hacer lo más popular y más fácil para nosotros.
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