Opinión | un millón

Invierno frío y gas caro

El frío está al Norte y al Este, como Rusia, el país que más rendimiento le saca. Si el frío fuera un país sería Rusia, pero es una temperatura enemiga de la que ha hecho una economía basada en la estrategia de la dependencia: nos regala frío a través de los vientos del Norte y del Este y nos vende el gas que nos calienta. Para nosotros Rusia es una estación, su ejército invencible es el invierno y el frío es su arma más eficaz, a la vez defensiva y ofensiva.

El frío no se olvida, quien lo probó lo sabe. Cuando en la posguerra española se espantó el hambre quedó el frío hasta bien entrado el desarrollismo, un estado económico que prometía el confort que era un hogar calentado por radiadores de calor blanco o por catalíticas de bombona naranja. Entonces venía de Rusia una guerra fría que conservó medio siglo a los dos rivales, capitalismo y comunismo, polos muy fríos en los extremos, tibios en el estado del bienestar, donde lo había.

Como si fuera el modelo contrario de Rusia, España monetiza el calor llenándose de turistas europeos que vienen a vivir y morir semidesnudos. El calor barato atrae a nuestro suelo y convierte las viviendas en un bien escaso cada año más caro calentar en el corto invierno porque el frío se quita comprando un gas que la guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto por las nubes.

Antes a Europa le llegaba gas por un tubo que a Rusia le llevaba dinero a espuertas, pero el gasoducto pasa por Ucrania y el gas que calienta la paz del hogar palea dinero al fogón de la guerra. El gasoducto transporta 15.000 millones de metros cúbicos menos y al doble de precio. El gas es volátil también en el precio y el encarecimiento aporta un caos que está en la etimología y la esencia molecular de la palabras gas, ese monosílabo que acaba en fuga (gasssss). El gas viene en barco –un recipiente sólido entre líquidos– y, a merced de las corrientes marinas o de las especulativas, la travesía puede convertirse en una subasta que expande el precio y orienta el rumbo al puerto del mejor postor.

El invierno será más frío, es decir, más caro de lo normal.

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