Opinión

De Asturias a Madrid

La elección de los mejores y la España vaciada

De Asturias a Madrid

De Asturias a Madrid / Pablo García

Los funcionarios nos vamos trasladando desde las villas y pueblos asturianos hasta Oviedo o Gijón, según el escalafón y la antigüedad. Después, nos asombramos de que muchos hagan lo mismo y se vacíen los pequeños núcleos rurales. El guadalajarismo consistía en que los funcionarios destinados en Guadalajara vivían en Madrid. Esto ya no se menciona porque se ha generalizado. Nuestro lema parece ser el de algunos argentinos: "A vivir todos en Buenos Aires, viajando en avión un día a la semana para ver los negocios". Nos asombramos de que se queden vacíos los pueblos que abandonamos, como los seguidores del Real Oviedo nos asombramos de que falle la defensa después de que enviamos a los mejores defensores a jugar en equipos de Málaga, Pamplona, Las Palmas y Miranda de Ebro.

Hay, en cambio, viajes a la Corte, ascensos, muy merecidos, como el del director del museo asturiano de Bellas Artes Alfonso Palacio. La elección de los mejores es, con frecuencia, una asignatura pendiente en este país, en beneficio de la endogamia y el nepotismo. Pero, en este caso, Miguel Falomir, director del Museo del Prado, hizo una propuesta muy acertada al consejo rector de la gran pinacoteca española de Alfonso Palacio como director adjunto de Conservación y de Investigación del Prado.

Aunque el Prado no se llevó sólo de Asturias, en los últimos años a Alfonso Palacio, sino que se llevó de la Fundación Selgas el cuadro del joven Goya "Aníbal vencedor". La primera actuación citada estuvo muy bien, esta última requetemal. Aunque se atribuye a Falomir la frase: "¡Cómo está este cuadro de Goya aquí!". Se refería a la Fundación Selgas, en Cudillero. Pues porque una familia benemérita de Asturias, los Selgas, tuvo la voluntad de que su colección de obras de arte quedara aquí en beneficio de los asturianos. Fortunato Selgas había dejado en depósito el ahora famoso cuadro del joven Francisco de Goya en el Prado largos años, gratis et amore.

Tantos amigos como tienen los directivos del Museo del Prado en Asturias, ¿nadie les dijo que corresponder al favor de Fortunato Selgas llevándose el cuadro, aunque fuera legalmente, por compra de la Asociación de Amigos del Museo del Prado, no fue precisamente una conducta admirable? Hace cien años, en el primer cuarto del siglo XX, construyeron más escuelas en nuestra región los emigrantes asturianos que el Estado. Aquellos asturianos eran verdaderos patriotas regionalistas, y no pensaban sólo en encontrar una escalera y un buen puestín, ni miraban para otro lado cuando se atacaba los intereses de Asturias.

El primer presidente de la Fundación Selgas se hizo con la propiedad de un gran edificio procedente de la Fundación en la calle Jorge Juan. Se consiguió que abandonara el cargo, pero se aceptó como sucesor a Gregorio Peña Varona, propuesto por el anterior dirigente, y que invirtió dinero de la Fundación en un hotel, medio "tronao", en Sevilla, de cuyo consejo de administración formaba parte el propio Peña Varona. Los beduinos del desierto, que acudían ante la presencia de heridos, en la guerra contra el nazismo, de 1939 a 1945, no siempre iban al auxilio de los soldados, sino que, a veces, se presentaban para desvalijarlos.

Así, poco a poco, vamos vaciando los pueblos de España. Aunque, después, nos cause asombro que vayan quedando deshabitados. Como los aficionados del Real Oviedo nos asombramos de que falle la defensa, después de haber enviado a cuatro de los mejores defensores a equipos de los cuatro puntos cardinales.

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