Opinión

Horas trabajadas y competitividad

La reducción de la jornada laboral

Europa no es competitiva con respecto a Estados Unidos. Según las Cuentas Nacionales su PIB per cápita es un 49% inferior. España es menos competitiva aún pues su PIB per cápita es un 19% inferior que el de la Unión Europea. La diferencia de renta de Estados Unidos frente a Europa se debe en buena medida al menor número de horas trabajadas en ésta última. España es el país de la Unión Europea que más ha reducido las horas trabajadas, el 3,45% desde 2008 hasta las 39,2 horas semanales de media a tiempo completo en 2023, mientras que la Unión Europea las ha reducido solamente el 1,49% hasta las 39,6 horas en 2023. Según datos de la OCDE se trabajan en España 1.643 horas al año y en Estados Unidos 1.810 lo que supone un 10,1% más.

Está en debate, incluso dentro del propio gobierno, la posibilidad de reducir obligatoriamente la jornada laboral en España para dejarla en 37,5 horas semanales, lo que supondría una reducción real sobre la media trabajada de 1,7 horas semanales, es decir, una disminución del 4,3 %, y todo ello sin reducción de sueldos ni de cotizaciones sociales, lo que supondría un incremento de los costes laborales y la probable pérdida de competitividad de las empresas.

España tiene el problema de que la gran mayoría de sus empresas son demasiado pequeñas. Con datos del INE de 2023 el 41,7% de las empresas españolas tienen entre 1 y 19 trabajadores y con 20 o más trabajadores solo hay el 0,78% del total, no teniendo el resto empleados. El efecto en la cuenta de resultados de la reducción de la jornada laboral afecta más a las pequeñas empresas que a las grandes. Todas las empresas de menos de 20 trabajadores deberán contratar a menos de un trabajador a jornada completa si quieren mantener la actividad productiva igual que antes de la reducción de jornada, lo cual no resultará fácil en la mayoría de los casos. La pérdida de competitividad hará que algunas de ellas tengan que cerrar. La reducción de jornada tal como se plantea supone de hecho una subida salarial cercana al 4,3% al tener que contratar a nuevos trabajadores.

Hay que tener en cuenta que no existe una reducción de jornada sin efectos colaterales, como la indicada pérdida de competitividad, lo que supone en última instancia un trasvase de rentas de la empresa al trabajador, lo cual no es neutro y así es probable que las empresas traten de congelar las subidas salariales hasta compensar el incremento que supone la reducción de jornada. Algo similar ocurre cuando hay una bajada general del IRPF, muchos consideran que beneficia a los ciudadanos, pero a la mayoría les termina perjudicando al disponer por ello de peores servicios públicos.

La reducción de jornada sin reducción de sueldos tiene algunas ventajas para las empresas como más satisfacción de los empleados lo que genera menos ausencias y menos huida de talento. A su vez, además de la pérdida de competitividad indicada anteriormente, genera algunos problemas adicionales como costes de reestructuración y planificación para adaptarse a la nueva situación. Para los trabajadores la reducción de jornada en general supone más salud laboral y más satisfacción en el trabajo, al menos en la etapa inicial.

Existen varios casos de aplicación en diversos países de reducción de la jornada laboral a veces a nivel experimental como en España y otras de forma definitiva tanto voluntaria como obligatoria. Los resultados en diversas variables son muy dispares y en su mayoría de casos nada concluyentes. Por ejemplo, en Francia donde se aplicó por ley de forma obligatoria se produjo una creación de empleo muy inferior a la esperada. De todas formas parece que va ha ser una tendencia imparable en los próximos años.

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