Opinión

La vivienda, un problema como una casa

Un derecho que debería ser fundamental

Lo dicta la Constitución, norma principal que algunos pretenden saltarse a la torera a beneficio de intereses partidistas: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho». No se trata de un derecho fundamental pero sí de la demanda social más relevante de los últimos años. 

   Conscientes de ese clamor, PSOE y PP acaban de hacer públicos sus planes, conscientes de que existen amplios sectores de la población afectados por la carestía de encontrar un techo donde albergarse, especialmente los jóvenes en edad de emanciparse. Mientras los socialistas proponen medidas para abaratar los alquileres, los populares prefieren primar las ayudas para la adquisición de vivienda. Cada uno trata de aliviar a su clientela, pero siguen sin ponerse de acuerdo en la necesidad de una actuación pactada y urgente, pues las casas no se construyen en veinte días.

Muchos piden una revisión de la Constitución en distintos aspectos, pero pocos han reparado en que quizás ha llegado el momento de modificar la Carta Magna y convertir el acceso a la vivienda en un derecho fundamental. Solo así los poderes públicos -Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos- se verían obligados por la norma superior a resolver un problema cada vez más acuciante. Y ya de paso, extender esa «fundamentalización» a otros derechos sociales esenciales, como la salud o las pensiones, por reseñar otras dos cuestiones que mantienen a muchos españoles en ascuas. 

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