Opinión

Filosofía del odio

Siempre he desconfiado de esa filosofía sobre el mal que se ocupa de este como si tuviera existencia fuera de nosotros, lo mismo que antes pasaba con el demonio. Ese modo de ver las cosas opera muchas veces como excusa absolutoria: la culpa la tiene el mal. Pero si descendemos a analizar un mal concreto de origen humano casi siempre nos topamos con el odio, y el odio es de cada uno. El origen del odio, en cuanto pasión humana, puede ser muy diverso, y hundir sus raíces muy abajo, pero quien lo deja crecer y desarrollarse, lo alimenta, le busca excusas, deja que actúe, se manifieste y haga daño, es un ser de carne y hueso, con su conciencia puesta. El odio no tiene que ver con la discrepancia, ni siquiera con la enemistad, es un estado patológico del alma de gran nocividad social. No es fácil controlar el odio, pero se puede. Por eso, porque se puede, el odiador es culpable de serlo.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents