Opinión | Sol y sombra

Desmontando bulos

Aunque el bulo viva una época fulgurante, la mentira, cualquiera de ellas, siempre ha proliferado. No hay que olvidar que Mark Twain dictó un telegrama para Associated Press en el que le comunicaba que la noticia de su muerte era una exageración, y Fukuyama, el incomprendido, predijo con evidente desacierto el fin de la Historia. En ambos casos, admitámoslo, producto del error y de una insuficiente interpretación de los hechos. Del mismo modo que lo son algunas frases que sus autores quisieran no haber pronunciado jamás, como aquella de Thomas Alva Edison de que la locura de la radio morirá con el tiempo. Todo parece indicar que no dio en el clavo, aunque no se sabe exactamente a cuánto tiempo se refería el gran inventor.

Igualmente han existido personas dedicadas a desmontar falacias propagandísticas. Un diario inglés, durante la Gran Guerra, divulgó que el Káiser Guillermo II había robado personalmente un piano durante el saqueo de una aldea francesa. El escritor Osbert Sitwell, teniente de granaderos en el frente de Flandes, percibió enseguida la mentira, no por el hecho de que un emperador no pudiera robar un piano sino porque ningún alemán querría hacerse con un piano francés.

Otras falsificaciones de la realidad son tan burdas que se desmontan ellas solas. UGT y CC OO han convocado movilizaciones mañana domingo en Madrid contra la derogación de la subida de las pensiones y de las ayudas al transporte, estando informados como yo, y el resto de los españoles, de que esto no se va producir. ¿Por qué convocan entonces las protestas si las pensiones y las ayudas no corren peligro? Seguro que ya lo han adivinado.

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