Opinión

San Blas y Oviedo

Una tradicional celebración de la capital

Acabamos de empezar el año… y ya estamos en febrero, mes en el que tenía lugar "a primera romería del año en Oviedo", la denominada "romería de las naranjas", por venderse en ella las naranjas recogidas en los pueblos costeros asturianos, así como plantones de árboles frutales.

Tenía lugar esta romería o mercadillo en las proximidades del monasterio de Santa María de la Vega, lo que posteriormente se habría de conocer, hasta nuestros días, como "Fábrica de Armas".

El novelista Palacio Valdés, con su lenguaje costumbrista, se refiere a esta romería, diciendo que los mozos, usando los pulgos de las naranjas, como munición, los lanzaban con un "tirachinas", a los grupos de muchachas que paseaban por la Cuesta de la Vega, calle San Vicente, y alrededores de la muralla de la ciudad.

Pero el origen de la "romería de las naranjas" se debe a dos celebraciones religiosas, que tenían lugar en el citado monasterio de la Vega, nos referimos a la festividad de la Candelaria, con la presentación de los niños y niñas en el templo, y a la de San Blas, protector de los males de garganta. Ambas celebraciones, reunían a un muy importante número de fieles, no solamente de Oviedo, sino también de otras localidades cercanas.

Cuando fue expulsada del monasterio la comunidad benedictina que lo habitaba, so pretexto de hacer un hospital, que no se llevó a efecto, sino que se convirtió en una fábrica de armas, la comunidad, con todos sus enseres, incluidos los restos de su fundadora Gontrodo Petri se trasladó al monasterio de San Pelayo, comunidad igualmente de la orden de San Benito.

Como dice el sacerdote Silverio Cerra Suárez, en su libro "San Blas Obispo y Mártir", fue la orden benedictina la que extendió por toda Europa la devoción a San Blas, siendo el Monasterio de Santa María de la Vega, en Oviedo, la que promovió la misma, conservando una reliquia del Santo, procedente quizás del monasterio benedictino de Santa María de Sar, en Galicia, y perteneciente a la misma Orden.

Se instituyó, en la iglesia de la Vega, una Cofradía de San Blas, destinada a fomentar la piedad y caridad entre sus miembros. El 20 de abril de 1588 el papa Sixto V otorgó una bula, concediendo, entre otras gracias, la indulgencia plenaria a los cofrades de San Blas, que realizasen ciertos actos de piedad el día del santo, así como en otras fechas específicas. Esta cofradía perduró hasta finales del siglo XIX, pues se conserva un libro de registro de los cofrades, iniciado en el año 1810.

Los citados documentos, se conservan en el importantísimo archivo del monasterio de San Pelayo, que con sus más de 4.000 documentos y pergaminos, resulta fundamental para el conocimiento de la historia de Asturias.

El doctor Andrés Martínez Vega, en su libro "El Monasterio de santa María de la Vega", al estudiar los inventarios del mismo, nos refiere una serie de datos que ponen de manifiesto la gran devoción y culto a san Blas, pues indica "…reliquia en oro con caja de filigrana y cadena de plata"; en el inventario de 1797 se dice: "…y una alfombra nueva para san Blas", mientras que en el del año 1801 recoge: "…se compra un báculo de plata para san Blas" "…y se dora el retablo de san Blas… por unos italianos".

En la misma publicación se habla de la existencia de un cuadro de grandes dimensiones en el que se recogía el milagro atribuido a san Blas, al salvar la vida de una monja de dicha comunidad. Dicho cuadro fue destruido en el incendio de 1934.

Cuando en el año 1854 la comunidad de Santa María de la Vega, fue expulsada de su convento, se trasladó al de San Pelayo, y con ellas, todos sus enseres, bienes y costumbres, en concreto se llevaron la reliquia de san Blas, y su devoción, y por eso hoy día las Pelayas son continuadoras de la misma tradición.

Como dato curioso nos encontramos que en la hoja parroquial de la iglesia de Santa María la Real de la Corte, de febrero de 1936, se dice: "Las RR. Madres benedictinas de San Pelayo nos han encargado la fiesta que ellas celebran todos los años en honor del glorioso San Blas, para que la hagamos en la Corte, por tener ellas la iglesia en obras. A las diez y media de la mañana habrá misa cantada y durante todo el día cada media hora, se dará a besar la reliquia del Santo".

Como continuadoras de estas tradiciones litúrgicas, el monasterio de San Pelayo, celebra el día 2 de febrero, domingo, la festividad de la Candelaria, con la presentación de niños y niñas en el templo, en un acto litúrgico que comenzará a las 10:30 de la mañana.

El día 3 de febrero, festividad de san Blas, y para atender a la gran afluencia de fieles las puertas de la iglesia conventual permanecerán abiertas desde las 07:30 h. de la mañana hasta las 20:15 de la tarde / noche. celebrándose misas a las 08:00, misa de la comunidad, y a las 12:00 al mediodía, y por la tarde a las 17:30 y a las 19:00 horas.

Desde el año 1992, la reliquia que se presenta a venerar, es portada en un trabajado relicario dorado, realizado por el benedictino, orfebre, Fray Regino, del monasterio de Santo Domingo de Silos.

Pero las tradiciones que conserva este milenario monasterio de San Pelayo no solamente son las religiosas, sino también otras "más materiales" como son "los periquitos" navideños o las "rosquillas de san Blas" que las monjas ponen a la venta en el acceso al monasterio, junto con otros productos y objetos, como medallas y pulseras, confeccionadas por ellas.

Aprovechando que en breve fechas los terrenos de la Fábrica de Armas, antiguo monasterio de Santa María de la Vega, van a pasar a disfrute de la sociedad ovetense, me atrevo a sugerir a nuestra Corporación Municipal, que el vial que rodea los restos del claustro conventual, y otros restos arqueológicos de la iglesia que se conservan, se denomine "Camino de San Pelayo", para recordar, por lo que afectó al devenir de la vida ovetense, aquel viaje que el 31 de julio de 1854 realizó a la fuerza, nocturnamente, la comunidad del monasterio de Santa María de la Vega hasta el monasterio de San Pelayo, en "carretas tiradas por bueyes", "renunciando a los carruajes" que les ofrecían los ediles de la ciudad.

En el rico refranero español, es fácil encontrar referencias a San Blas, principalmente en temas sobre el tiempo meteorológico, y haciendo una adaptación del más conocido de ellos, a nuestra sociedad ovetense, podemos decir: "por san Blas, a las Pelayas irás/ y sus rosquillas comerás".

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