Opinión

Ángeles y demonios

Leyendo unas declaraciones de Bill Gates y otras del biógrafo de Elon Musk, Walter Isaacson, se puede uno formar, sin necesidad de fantasías supersticiosas o lucubraciones teológicas, una idea de lo que es un ángel y lo que es un demonio. Naturalmente lo que uno diga de sí mismo no basta para hacer un juicio, pero sí cuando está acreditado por sus actos. Se puede ver como un ángel a alguien que, como Bill, entrega una parte sustancial de su fortuna –tanto que le descabalga de la cabeza del ranking mundial de los más ricos– para luchar contra las enfermedades de los más pobres. En cuanto a Elon, además de sus actos puede uno atenerse a lo que dice el biógrafo sobre sus varias personalidades, que incluyen la que aflora cuando se pone "en modo demonio", está oscuro y es horrible con quienes lo rodean, sin recordar luego lo que hizo. Los exorcistas llaman a eso posesión.

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