Opinión

El desprecio

Mis amigas se ríen porque cuando una película no me gusta, resoplo, bailo San Vito y protesto. Solo me he salido del cine en "El tambor de hojalata" y de una de Meryl Streep que hacía de cantante country porque su intérprete me agota. Casi me voy de "La habitación de al lado" pero no quise molestar a la atenta audiencia que en esa plácida tarde se contaba con un dedo de la mano. El otro día resoplé en "The Brutalist" solo un poco en la primera parte y a partir de que apareciera el magnate y no les cuento más. La segunda parte me subyugó seguramente por la magnética presencia de Felicity Jones. Adrien Brody está sublime pero él siempre lo está. Me permito recomendarles que la vean y saquen sus propias conclusiones.

El otro día la jovencísima portavoz de la Casa Blanca, una católica guapísima que afirmaba tajante que por definición todo el que entrara en EEUU ilegalmente era un criminal me recordó a la muy católica y también guapísima mujer del primo del protagonista que, y perdonen el intrascendente spoiler, es incapaz de tolerar la presencia de un judío extranjero en su respetable vida. Ya en la segunda parte, el riquísimo hijo protestante del magnate le espeta al protagonista una frase en la que escupe todo su menosprecio: "Os toleramos", es decir como personajes exóticos con alguna exótica genialidad os exhibimos como piezas de un museo, pero jamas seréis de los nuestros. Vuelven aquellos tiempos atroces y hoy Trump, otro magnate protestante y ¿respetable?, ni siquiera los tolera.

A una lo que se le hace intolerable es esta reedición del desprecio que reina entre las élites y se extiende como peste irrespirable por el mundo. Deshumanizador y deshumanizado desprecio hacia el que, por definición, si se salta una frontera, es un criminal. Y se pregunta qué concepto tienen esos cristianos blanquitos y repeinados de lo que es un crimen. Un desprecio más duro aún del que exhibía en redes el orgulloso director de "Emilia Pérez" al decir que el español es el idioma de los pobres y los inmigrantes. Aunque de los pobres sea el reino de los cielos.

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