Opinión | El trasluz
Juan José Millás
¿Qué hago antes?
Hay gente que sirve para los trámites y gente que no. Yo soy de las que no.

Una presona mira por la ventana
Yo, si un día me levanto y no funciona el microondas, me tiro por la ventana. Lo normal es que al poco de estropearse el microondas, se venga abajo la nevera, de modo que vuelvo a tirarme por la ventana, lo mismo que si me falla el ordenador. Significa que me tiro por la ventana todo el rato, simbólicamente, se entiende. Tirarse por la ventana simbólicamente quiere decir que preferirías no haberte despertado. Hay gente que sirve para los trámites y gente que no. Yo soy de las que no, de modo que si salgo de la cama y no funciona la cafetera eléctrica, me tiro una vez más por la ventana. Me desespero, me meso los cabellos, lo mismo que cuando recibo una de esas multas de tráfico en las que te descuentan la mitad si pagas antes de 30 días. Yo no sé pagar antes de 30 días. Yo solo sé pagar en el acto o poner la tarjeta de crédito a disposición de quien me la pida. Yo no he nacido para tramitar nada. No es que odie los trámites, es que no los entiendo. Nunca supe, por ejemplo, cómo solicitar una beca, pese a ser el candidato perfecto para obtenerlas.
Yo, si a las 11,15 me duele la garganta, me tomo un ibuprofeno y medio. Si a las doce no se me ha quitado el dolor, me tiro por la ventana porque no sé cómo se pide hora para ir al médico. Ni siquiera sé cómo se va al médico. He ido algunas veces, no digo que no, pero siempre a base de un esfuerzo mental considerable. Me cuesta tanto ir al médico que luego me olvido de cómo lo he logrado. Creo que hay por alguna parte de la casa una tarjeta, semejante a las de crédito, donde figura un teléfono al que llamas y te contesta un robot que va guiándote para conseguir una cita. Pero no sé dónde está la tarjeta, tendría que buscarla, y si a los diez minutos no he dado con ella me desespero y me tiro por la ventana.
Llevo toda la vida tirándome por la ventana, metafóricamente, ya se ha dicho. Pero las caídas metafóricas también duelen. No matan, pero duelen. En la pantallita del coche acaba de aparecer el siguiente aviso: “Revisión en 30 días”. Y ya he empezado a agobiarme. Tengo que llamar al taller, pero yo qué sé dónde está el teléfono del taller ni con quién hablar. Me voy a tirar por la ventana porque además acaban de anunciarme que también he de pasar la ITV. ¿Qué hago antes, la revisión o la ITV?
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