Opinión
La trinidad de la OTAN
Defensa, guerra, paz y un solo presupuesto verdadero
No se puede ser mayor, está claro. Participar en aquel referéndum tras la metonimia socialista: "OTAN, de entrada no" y la abstención de la derecha cuando una mayoría nacional se resistía a la alianza, al final nos quedamos.
En esos años ochenta había un paro de aquí te espero, algún poeta de barrio cantábamos aquello de "tanta industrialización, tanto plan de autonomía, tanto preparar divorcios y sin trabayu tovía", sumado a la "folixia" de la OTAN que así lo veíamos, y el "xareu pa´l desarme". Felipe González del no pasó al sí.
Cuarenta años después la vida sigue igual, tenemos el mayor paro juvenil de Europa con los mismos gobiernos jugando al pillapilla armamentístico, según los bastos que pinten en la Casa Blanca. Con los oros no se juega, dice Trump.
De Suetonio y sus césares a un León Tolstoi centrado en Alejandro I de todas las Rusias, el zarismo actual solo Trump parece contenerlo por ser más de defensas que de paz y guerras, negocios al fin siendo un galimatías.
España, ante el aviso armamentístico de unos y otros, parece revivir aquel episodio nacional de 1986 con la OTAN, ahora no hablamos del sí o no, se trata de percentiles de inversión, no sabemos si en Defensa, paz o guerra.
Somos capaces de despegar el satélite SpainSat NG I desde Cabo Cañaveral e incapaces de doblegar una narco lancha kamikaze atentando contra nuestros soldados en Barbate.
Las exigencias de la OTAN obligan a recrear la España de concursos televisivos, léase estrategias para acertar y dividir un millón no equivocándose.
De igual forma buscamos bajo los cojines del sofá presupuestario cifras que engorden hasta el cuatro por ciento del PIB la inversión en esa trinidad armamentística, que hasta las misiones de paz, subida de soldada a los soldados, las autobombas de la UME o inversión en la Benemérita serán input para contentar al secretario general Mark Rutte, delegación de Donald Trump.
Ni Félix Bolaños, a quien tildan de "Superman" por su trinidad ministerial, iguala a la ministra Margarita Robles que hasta su cartera lo fue de Guerra, de tres Ejércitos y, finalmente, Defensa por Adolfo Suarez en 1977.
Al final, se busca que Trump desenvaine su dedo pulgar mirando hacia arriba, que no perdona la vida, pues según la practica romana la paz o perdón es metiendo el dedo al puño no exhibirlo, si los sacas al cambio es la espada.
Como ya estamos curtidos incluso en batallas, más pronto que tarde viendo la delegación americana con Maduro haciendo negocio, España desenvainara el dedo de nuestro Presidente con Trump, no hay otra, justifican esa trinidad presupuestaria y un solo fin verdadero: seguir en gobernando.
Si con este misterio trinitario frenásemos las guerras hasta sería bendecido, pero si subes del dos al cuatro por ciento el gasto militar, casi mejor cambien su pulgar por el dedo corazón, impúdico viendo tanta mortalidad bélica cuarenta años de aquel "no pero sí", el mismo de hoy.○ n
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