Opinión

Santa Rita quita

La condonación de la deuda catalana y sus consecuencias

Oriol Junqueras, ese político de mirada torva y párpado caído, lo ha reconocido sin parpadear: el Gobierno va a condonar 17.104 millones de deuda a Cataluña. Ese acuerdo bilateral es condición indispensable para que Pedro Sánchez mantenga en pie los palos del sombrajo de un gabinete prorrogado que aún no sabemos si llegará a los penaltis o se verá obligado, al borde del tiempo reglamentario, a suspender el partido.

En pocas horas conoceremos la cuantía de la quita que el PSOE campeador rodeado de babiecas reserva al resto de las comunidades autónomas. Barbón dice que rechazaría una condonación de 600 millones, pero que otra cosa sería llegar a los 1.000. Así que ya pueden hacerse una idea de a cuánto ascenderá el recorte del débito asturiano, aunque se trate de la mitad de lo que a esta región le correspondería en función de la población. Como mucho, 1.500 millones y todos contentos. ¿Alguien en su sano juicio piensa que el presidente asturiano va a azuzar la espada de Pelayo contra sus jefes de Ferraz? No esperen de Barbón heroicidades subversivas en el partido del servilismo. Sánchez hace con los suyos como en el chiste de Wenceslao.

Dice el refrán que el que hace la ley hace la trampa. El presidente del Gobierno ha vuelto la vieja conseja del revés, como siempre en beneficio de bastardos intereses; y así ahora el que hace la trampa es el mismo que hace después la ley. Los vascos tienen cupo; los catalanes, “cuponazo”.

Lo peor de esta historia es que, por un puñado de votos que garantizan un gobierno pasmoso y pasmado, se premia a los gastizos y se castiga a los ahorradores. El derrochador, gana; el austero, pierde. Moraleja: Santa Rita quita.

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