Opinión

La quita y la cuenta de la vieja

Las trampas del cupo catalán y los que tragan con él

A Sánchez le ha salido con Cataluña la cuenta de la vieja. Habría que condonar deuda a los manirrotos chantajistas en multimillonaria cifra y se ideó una ecuación tramposa, porque el resultado estaba decidido de antemano. Se despejó la incógnita: el orden de los sumandos no altera la suma, pero restan más unos que otros. Asturias, que pierde más que gana, se endulza el amargor con 1.500 millones. Y a aplaudir con las orejas.

Los mandamases de la Federación Socialista Asturiana, ya sabían -o al menos intuían- que habría quita de la deuda a Cataluña, como el patrón prometió a los nacionalistas catalanes a cambio de un plato de lentejas y unos cuantos amarres para los palos del sombrajo. Lo sabían cuando acudieron a Sevilla, al último congreso federal de su partido, con una enmienda del expresidente Trevín a la ponencia marco que refería que en caso de llevarse a cabo esa condonación, debería hacerse sobre la base de la población de cada comunidad autónoma, con una quita por habitante semejante para cada una de ellas.  Enmienda que la FSA corrigió para suavizarla, no fuera a incomodar al líder plenipotenciario y a su séquito de tiralevitas. Y en lugar de “según criterios de población” escribieron “buscar una fórmula equitativa”. Que es como dar brocha a un trampantojo, una bajada de cerviz de la cofradía del amén.

Le quitaron el barniz a la enmienda y le aplicaron en su lugar una capa de vaselina, no fueran a pasar por tigres de Bengala los gatillos de Angora. “Miaú, tía coneja”, que decía la abuela cuando descubría una trola. Nos hemos acostumbrado tanto a que lo inverosímil resulte cotidiano que ya nadie se queja si se la meten doblada.

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