Opinión | Sol y sombra

Ligeras certezas, pesadas dudas

Es un tiempo difícil y como sucede en cualquier situación enrevesada de la historia no existen certezas livianas que no estén seguidas de terribles y pesadas dudas. Hoy día, únicamente la certeza de saberse uno quién es le permitiría marchar solo hacia adelante con sus leones, que diría Valle Inclán. La mayor consistencia que alcanza la duda es la desconfianza en Trump y en Putin, decididos a repartirse el mundo sin las obligaciones que antes imponían el equilibrio y la disuasión en Estados Unidos y Rusia. Ahora son dos los zares dispuestos a imponer la fuerza a los demás que presienten débiles, sin que les importen las apariencias ni los modales que ya son para ellos de otra vida, aquella que vivieron de jóvenes siendo un tendero y un agente del KGB.

No es peor agitarse en la duda que descansar en el error, aunque en estos momentos la indecisión pueda ser la más temible de las decisiones. La razón de las armas y el gasto en armamento que exige Europa frente al nuevo e inquietante orden mundial nos llevan a una nueva fractura política. No es distinta a otras, pero en las actuales circunstancias creer razonablemente en la amenaza obliga también a actuar con cierto apremio. Podemos quiere que precisamente ahora nos salgamos de la OTAN, aunque sin un atlantismo defendido por Estados Unidos cualquier organización de estas características pierda su relevancia. En Sumar, Yolanda Díaz, a la que Sánchez pretende convencer prometiéndole que el incremento militar reclamado por los socios europeos no repercutirá en el gasto social, habla desbocadamente de "carrera armamentística". Es razonable dudar, pero manteniendo los pies en la tierra. n

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