Opinión | Sol y sombra

Una paz ilusoria

Crece la desconfianza en la UE por los socios del PSOE en el Gobierno. Hasta ahora en Bruselas, salvo en el caso catalán y no demasiado, habían hecho la vista gorda sobre el Frankenstein monclovita, ese conglomerado de intereses que ha permitido a Sánchez mantenerse al frente de un Ejecutivo prendido de unos hilos. Pero en estos momentos, con el desafío militar en defensa como objetivo primordial y ante el horizonte de un escenario geopolítico inquietantemente distinto, cuesta entender las discrepancias españolas en asuntos de especial relevancia continental.

Es hasta cierto punto lógico y comprensible que Europa, epicentro de las dos guerras mundiales del siglo pasado, decidiera permanecer un tanto al margen de las amenazas reales. Tras la Guerra Fría, convencida de la capacidad disuasoria de la OTAN y con la fe puesta en «el amigo americano», vivió su largo sueño de Venus. Despertar así de repente y a toque de corneta no es fácil. Tampoco, supongo, desviar el gasto social destinado al bienestar para rearmarse por motivos de seguridad. Pero una paz verdadera no se consolida sin capacidad para defenderse de las posibles agresiones de quienes hoy constituyen la amenaza real de las democracias liberales plenas, que siguen siendo los grandes modelos de convivencia mientras no se inventen otros mejores. Una Europa desarmada, con Estados Unidos lejos del espíritu atlantista, sería en estos momentos la víctima propiciatoria para cualquier deseo de expansión. Ya sabemos quién lo tiene, también quiénes son sus aliados populistas iliberales de derechas y de izquierdas. En Bruselas, es natural, preocupa que algunos de ellos estén dentro del Gobierno español para calificar de carrera armamentista las nuevas necesidades de defensa.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents