Opinión | El pasado del presente

Canción de nuevo en primavera

Cambio de estación en tiempos turbulentos

Tiene mucho de idílica poesía la llegada de la primavera, aunque la certeza científica de un lado y la cruda realidad de otro parezcan desvirtuarla. Desde muy pronto las sociedades humanas pegadas a la tierra madre de la que vivían, relacionaron los ciclos vitales con los movimientos de los astros y pusieron nombres hermosos de dioses y héroes a las estrellas y bautizaron los cambios del ciclo anual. El equinoccio (igual día y noche) de primavera ponía fin a la penumbra y el frío invernal en el hemisferio norte. Fue aquella antigüedad un tiempo en el que los mitos y los dioses venían en auxilio de lo desconocido o poco sabido. Parece que "hace miles de años los antiguos egipcios celebraban la vuelta de la primavera y de la vida, incluida la resurrección de los seres humanos" y algo tenían que ver Osiris e Isis, vida, muerte y renacer. Los helenos hacían coincidir la primavera con la vuelta desde el Hades de Perséfone reclamada para que la tierra pudiera revivir. En marzo, mes de Marte el guerrero, los romanos se preparaban para ir a las conquistas, pero igualmente celebraban las Hilarias en honor a Cibeles maternal y fértil. Convertida en religión de estado, el cristianismo rehízo con otros mimbres, pero mantuvo la bienvenida a la primavera y, aunque cambiante, la preparación a la Pascua, muerte y resurrección es parte de lo mismo.

Mantenemos revisadas y "reinventadas" las costumbres. Hay entre nosotros en marzo un día para la poesía, 21, donde tristes o alegres, brotan cual flores escritas los sentimientos. Alterada la sangre nacen amores y todos somos poetas. O casi todos. Pueblos y ciudades festejan la nueva estación o se preparan para ello. Recordamos a los padres. Estamos más sensibles. El equinoccio es un fenómeno astronómico y un estado de ánimo.

Algunos se empeñan en enturbiar la entrada de la primavera cual agoreros perversos. Se juega con el miedo para ahogar el valor, su contrario. Aquí, en casa, se recuerdan tragedias: la pandemia que dejó desiertas las calles y relegó a la soledad y a la muerte a tanta gente. Ya vencida puede volver. Todavía está sujeta a procesos para dirimir responsabilidades de indeseables que aprovecharon lo peor en beneficio propio. Hace ya la friolera de 21 años unos atentados terribles aterrorizaron a España y al mundo. Las víctimas de los hechos funestos merecen respeto y reparación y dejar de utilizarlas en beneficio propio.

El mundo se vuelve cada vez más incierto. Un loco preside "el imperio" y se empeña en ningunear a los que cree inferiores o vencidos, cual emperador auto investido con su particular "vae victis" (¡Ay de los vencidos!), impartiendo victorias y derrotas en todos los rincones del planeta. Y algunos inconscientes se amilanan ante las guerras reales, las que matan, o ante las comerciales, las que arruinan y luego también matan. Hay desuniones incomprensibles y corrupciones irresponsables sin juzgar. Hay una tendencia real al autoritarismo y al populismo de signos antagónicos, pero coincidentes en las formas y resultados. Es todo cierto. Incluso la primavera entra con una mezcla de calor estival y frío invernal, con borrasca bautizada de nuevo; ahora ni ellas son anónimas.

En todo caso apetece, ya que pese a quien pese está aquí, darle una mirada menos dramática a la realidad primaveral. Porque seamos sinceros, "en toda crisis hay una oportunidad" … y "la grandeza no reside en evitar los fracasos, sino en levantarse de ellos y prepararse para el futuro". Así la soledad actual de Europa de la que se habla puede hacerla más fuerte; nadie parece haber hecho tanto como el "amigo americano" enfurruñado en la lucha por la supervivencia del proyecto europeo en los últimos años, si las desavenencias no arruinan las intenciones primeras. Hay al fin una revisión del mundo diferente. Sabemos que la libertad de una nación y su digna paz nos involucra a todos; que no hay conflicto lejano que no nos afecte; que la paz y la prosperidad precisan algo más que palabras y buenas intenciones. Que es demasiado fácil ser pacifista si otros nos defienden y que el mundo es algo más complejo que "el camarote de los hermanos Marx". Desgraciadamente no siempre hay adultos al frente de la nave y cuando todo obligaría a acuerdos, algunos, interesados, se empeñan en aprovechar las diferencias para lograr objetivos mediocres a corto plazo solo por un poco de tiempo extra en el poder o por una independencia inservible en un mundo tan interdependiente.

Hubo de todo en este marzo del equinoccio primaveral como corresponde: viento, lluvia, frío y calor. La primavera llega con advertencias severas y también con buenas noticias. Hay en el horizonte amenazas de guerra y perspectivas de paz, aún queda nieve en las montañas, los embalses se han llenado y la sequía se alejará. Tendremos hasta el 21 de junio tiempo para disfrutar de la intranquilidad primaveral. Habrá cambio horario y los días crecerán. Pese a los temores inducidos o reales, aún hay belleza: "La noche de primavera se acerca tibia y templada // por soñadores pagos discurriendo. // Tan suaves, tan tiernas, tan templadas // son sus manos delicadas // como de una mujer el dulce aliento (Stefan Zweig).

[Stefan Zweig (1881-1942). Cuerdas de plata. Madrid: Fórcola ediciones, 2021] n

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