Opinión
Catástrofes, kit de supervivencia y estupor
Uno de nuestros juegos favoritos de pequeñas era simular un cataclismo con los clicks. Los inexpresivos muñequitos de plástico se veían obligados a vagar dando saltitos por la habitación en busca de todo tipo de cosas que pudieran servirles para sobrevivir y para volver a crear algo parecido a un hogar. Un trozo de papel podía servir de manta; fichas de dominó eran las piedras con las que iban levantando una especie de casa; un zapato era una cueva para guarecerse, recogían palitos para hacer fuego…
Leo con estupor –como todos– las noticias en las que la Unión Europea pide a la población que almacene provisiones para resistir tres días ante una posible catástrofe: una guerra, un desastre natural, un problema gordo de abastecimiento y suministros. Agua, alimentos envasados, linternas, pilas, medicamentos, un transistor de los de toda la vida… Francia prepara un manual de supervivencia para los ciudadanos. Me vienen a la cabeza aquellas tardes eternas en las que las tres hermanas creábamos nuestra propia distopía infantil en la que la civilización click lograba salir adelante a base de imaginación y ayuda mutua. Es verdad que el impulso definitivo era cuando encontraban los restos de la anterior civilización revueltos y escondidos debajo de la cama, y lo recuperaban todo: la diminuta vajilla, muebles, herramientas, animales, coches, casas, tele… hasta el barco pirata, el camión de bomberos y la ambulancia; elegíamos por riguroso turno para después abrir el trueque a tres bandas.
Está demasiado reciente el recuerdo de la pandemia y un confinamiento repentino que nos parecía imposible, algo de película de hecatombes. Son demasiado lejanas las guerras para nosotros (la civil, la mundial), que vivimos en el soleado sur de Europa, pendientes de cómo se presenta la temporada. El mundo está cambiando de forma vertiginosa: lo que era sólido puede convertirse en líquido y gaseoso ante nuestros ojos alucinados. Preparar un kit de supervivencia. En esta Europa nuestra, que creyó dejar atrás las guerras a base de construir una paz sobre la colaboración, la solidaridad y los derechos humanos. Yo tampoco doy crédito.
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