Opinión

El PSOE coloniza El Musel

Interés electoral de los socialistas en el puerto gijonés

La maquinaria electoral de los partidos políticos no descansa. La del PSOE asturiano lleva meses buscando yacimientos de tierras raras en la Campa Torres, la piedra filosofal que le permita recuperar su buque insignia, Gijón, la ciudad más poblada, la que gobernó durante décadas como un cortijo y que perdió como consecuencia de su ineficacia. Y cuya agrupación local no es -o al menos no era- afín al barbonismo.

No hace falta pasar por analista avispado para cavilar que la reconquista de la plaza fuerte ha comenzado por El Musel, que la batalla que se avecina en los próximos dos años pasa por colonizar el puerto. El primer paso ya está dado: sustituir a profesionales por comisarios políticos en el consejo de la Autoridad Portuaria. La cabeza de Laureano Lourido fue reclamada por los socialistas gijoneses y se entregó en bandeja de plata, como si fuera la del Bautista. Se dio una patada para arriba a una consejera del gobierno regional venida a menos para asegurar la canonjía. Se recuperó el ADN de viejos dinosaurios para que vuelvan a campear por las a sus anchas por las dársenas.

Si alguien piensa que lo que se cuenta en estas líneas es ficción, que valore la decisión de los nuevos mandamases portuarios de dinamitar el acuerdo con el Ayuntamiento gijonés para prolongar el paseo marítimo en el solar de Naval Gijón, convirtiendo en papel mojado un convenio que ya tenía rúbrica y que contaba con el aplauso de la ciudadanía.

Se acaba de abrir la puerta a un conflicto de intereses tras el cual existe una sola intención: echar por la borda un proyecto municipal relevante.

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